Las declaraciones de José Chedraui Budib del domingo 21 de abril reflejan que claramente está escalando la confrontación con Mario Riestra Piña.
En el momento que surgen alusiones familiares a la hermana, esposa y demás ya estamos ante otro nivel de encono.
Es evidente que la pelea por las colonias y juntas auxiliares de Puebla va más allá de lo que muestran las encuestas. Los números y las diferencias abismales que presentan algunas empresas no corresponden a la realidad que se percibe en las calles de la Angelópolis.
Riestra enfrenta al enorme aparato político y empresarial que respalda a Chedraui y hace días apuntamos que semeja a la efigie universal de David contra Goliat. Pelear contra semejante maquinaria no es tarea menor.
La elección entra en una fase efervescente porque la pelea es real; hay una verdadera pugna.
También se hace necesario analizar el tema de la guerra sucia.
Es evidente que se lanzan fuertes campañas de lodo contra Chedraui; el abanderado de Morena acusa que la cadena de denuestos sale del equipo de Riestra.
En este renglón se deben tener muchas reservas. A lo largo de su joven trayectoria el candidato del PAN nunca ha utilizado la guerra sucia; no se vale de videos anónimos en TikTok o Facebook para atacar a sus adversarios.
Mario es un hombre decente y sano, como también lo es Pepe.
Hay numerosas evidencias de que las campañas negras lanzadas contra Chedraui salen de grupos de Morena que siguen agraviados por su elección.
No se debe olvidar que dentro del partido guinda hay agentes ampliamente conocidos como expertos en guerras de lodo; profesionales en la realización de videos llenos de calumnias e injurias; maestros del golpe bajo y la ruindad.
No tenemos que decir nombres. La clase política de Puebla sabe a quienes nos referimos. Esas bardas de “Sheinbaum si, Pepe no” casi tienen la firma de sus autores.
Riestra no es político de guerras anónimas o golpes mezquinos. Él espera el debate para lanzar toda su batería de misiles. Sabe que ese encuentro puede modificar la opinión de miles de poblanos.
Bien haría el equipo de Chedraui en investigar e indagar el verdadero origen de la guerra sucia. Se llevarán una sorpresa.
Por otro lado, vamos a referirnos a un punto que ninguna otra columna ha abordado, ni abordará.
Es claro que luego de la jornada electoral quien perderá será la ciudad de Puebla.
Si gana Chedraui la clase política perderá a un cuadro valioso como es Mario. Si gana Riestra la pérdida de un elemento como Pepe será lamentable para la Angelópolis.
Tanto Morena como PAN lanzaron a sus mejores cuadros; enviaron a sus pesos completos; los ciudadanos más reconocidos y con los mejores momios.
Gane quien gane dejará a un herido en el camino y esto representará una derrota para Puebla.
En lugar de que los mejores hijos de la ciudad sean cuidados y cultivados para el momento adecuado, lo que hacen los partidos es lanzarlos al palenque de una puja descarnada.
En escenarios como éste se hace necesario que la cúpula política u organismos empresariales se constituyan como un árbitro “suprapartidista”, es decir por encima de las dirigencias de los partidos.
Un órgano que pueda sentar a la mesa a diferentes instancias para evitar una confrontación como la que presenciamos en la jornada electoral 2024. Un referí con la estatura necesaria para conminar a los protagonistas a esperar otro momento.
De esa forma se evitaría lanzar a un cuadro valioso a una derrota sin razón y sin sentido. Cuando los partidos quieren medir fuerzas, la sociedad pierde a sus mejores representantes.
Ese bipartidismo solo fractura a Puebla; divide a grandes sectores, los radicaliza y les impide ver que el adversario es igualmente valioso que el candidato propio.
Es lamentable cuando los intereses de los partidos se colocan por encima de las causas de una ciudad.
Repetimos; ya sea que los votos favorezcan a Chedraui o Riestra, Puebla habrá perdido un cuadro valioso.
Al tiempo.
Como siempre quedo a sus órdenes.
cupula99@yahoo.com
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