El municipio indígena de Eloxochitlán, ubicado en la Sierra Negra de Puebla, se gesta una contienda electoral marcada por la polémica y la controversia.
El cacique, Delfino Hernández Hernández, busca seguir los pasos de su hermano, Honor Hernández, al aspirar a un tercer mandato como presidente municipal, esta vez representando al Partido del Trabajo (PT).
No obstante, Marisol Trujillo Bolaños, esposa de Delfino Hernández, también compite, y lo hace bajo los colores del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Esta decisión ha generado un revuelo en la población, ya que ambos cónyuges buscan ocupar la misma posición, lo que ha dividido aún más a una comunidad ya polarizada.
La participación de Trujillo Bolaños, no está exenta de críticas, se han levantado voces de preocupación debido a la presencia en su planilla de candidatos con antecedentes penales, como Carmelo Sandoval Montalvo y Hermenegildo García García, lo que ha generado dudas sobre la integridad del proceso electoral y la idoneidad de los candidatos.
Además, en las últimas semanas, diversas comunidades indígenas han levantado la voz ante los dos entes de gobierno, denunciando una serie de irregularidades cometidas por el actual alcalde en el manejo de los recursos públicos.
Ya que se han reportado casos de hostigamiento, amenazas con armas de fuego, coacción del voto y la confiscación de credenciales de elector en varias localidades, lo que ha sembrado el temor y la desconfianza en el proceso electoral.
Eloxochitlán, reconocido por ser uno de los municipios con mayor índice de pobreza en el estado y el país, enfrenta así un proceso electoral marcado por la opacidad, la violencia y la división política.
Mientras tanto, sus habitantes aguardan con incertidumbre el desenlace de una contienda que definirá el rumbo de su comunidad en los próximos años.