Busca Obama cercanía con pueblo mexicano


Resalta necesidad de mejorar relación para resolver problemas que afectan a los 2 países


Alberto Armendáriz / Agencia Reforma

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La relación entre Estados Unidos y México debe profundizarse con base en la hermandad que une a ambos pueblos, destacó ayer el precandidato demócrata Barack Obama en Texas, donde, sin respiro, busca conseguir el apoyo de los latinos para vencer a su rival Hillary Clinton en las primarias del próximo martes.


"Tengo muchas ganas de poder sentarme con el Presidente de México y ver cómo lograr una buena sociedad con su Gobierno, pero, sobre todo, quiero tener una muy buena relación con el pueblo mexicano para solucionar juntos nuestros problemas mutuos", dijo Obama en exclusiva a REFORMA, al finalizar un acto de campaña en el Centro de Convenciones de Austin.


"Nuestros vínculos van más allá de Gobierno a Gobierno o como socios comerciales; como se puede ver aquí, en Texas, somos pueblos hermanos y debemos tratarnos como tales", aseguró el candidato afroamericano.


Hoy, el senador por Illinois es el favorito en las encuestas, no sólo para los comicios internos de Texas, pero también para vencer al principal precandidato republicano, el senador por Arizona, John McCain, en las elecciones presidenciales del próximo 4 de noviembre.


En el diálogo, Obama destacó la necesidad de trabajar de manera coordinada con las autoridades mexicanas para generar un mayor desarrollo económico en el País, y con eso, evitar que los mexicanos se vean forzados a buscar empleos en Estados Unidos.


El arrollador impulso que la campaña de Obama ha alcanzado en el último mes es palpable en sus presentaciones públicas, que se parecen más a conciertos de rock que a mítines políticos.


Sus seguidores portan pancartas con todo tipo de mensajes de apoyo, visten camisetas con su imagen y adornan sus caras, con el nombre del candidato.


La gente acude llena de entusiasmo, desbordante de energía y no para de ovacionarlo, aplaudirlo, sacarle fotos, pedirle autógrafos y abrazar su optimista mensaje de cambio.


"¡Viva Obama! ¡Sí, se puede!", cantaba ayer un sector del público repleto de jóvenes hispanos; pero en la sala también había personas mayores, niños, gente de diversas razas, religiones, orientaciones sexuales y preferencia políticas.


Convivían amas de casa, empresarios, políticos, académicos y veteranos de guerra; incluso varios indecisos, curiosos por vivir la "Obamanía" que parece haberse apoderado del país.


Cuando la llegada del candidato es inminente, la gente en las gradas comienza a zapatear. El piso tiembla; el auditorio parece a punto de derrumbarse y, entonces, Obama realiza su entrada acompañado de un fondo musical.


Sus discursos, de un pueblo a otro, son básicamente el mismo texto, que se repite una y otra vez, salpicado con comentarios locales que los vuelve más cercanos a la gente.


Incluye al público en sus eventos dejándole hacer algunas preguntas, y luego dedica un rato a repartir saludos, besos a bebés, tomarse fotos y a firmar ejemplares de su autobiografía: "La Audacia de la Esperanza".


"Tengo muchas ganas de poder sentarme con el Presidente de México (...) pero, sobre todo, quiero tener una muy buena relación con el pueblo mexicano para solucionar juntos nuestros problemas".

 

"Nuestros vínculos van más allá de Gobierno a Gobierno o como socios comerciales (...) somos pueblos hermanos y debemos tratarnos como tales".

 

Barack Obama
Senador por Illinois

 


 
 
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