Nunca ha dejado de impresionarme un grabado de Goya que se conserva en el Museo del Prado que desde el título anuncia una de las grandes verdades de la vida, y por ende, de la política: los sueños de la razón producen monstruos. En plena resaca por la victoria, algunos morenovallistas sueñan despiertos y ebrios de votos ya hacen planes futuristas. Padres imaginarios de la victoria del 7 de julio, se sienten con méritos suficientes para ganarse el dedazo morenovallista de la minigubernatuta en 2016. Quizá se entiende de aquellos que participaron directamente en la campaña como candidatos, coordinadores e incluso operadores. Pero el desvarío crece cuando uno se entera de que el primer auto promocionado para buscar la minigubernatura es el veracruzano Luis Maldonado Venegas, titular jurídico de la Secretaría General de Gobierno y mandamás de facto en la SEP.

En medio del vértigo de la victoria, además de Maldonado Venegas, crece la lista de tiradores, aunque originalmente se pensaría que solamente se encontraban Fernando Manzanilla Prieto y Jorge Aguilar Chedraui, victoriosos ambos cada uno en su esfera, el primero como coordinador de campaña y el segundo en una gran campaña por el distrito XV. Pero resulta que no: el coordinador de la campaña de Tony Gali tomó la decisión, y así lo anunció a todo su equipo, que no correrá en la pista del 2016 ya que aún pesará sobre él el mismo impedimento que le negó en 2013: su relación familiar con Moreno Valle. Así que no vale la pena tensar las cosas, y esperará al escenario de 2018 en el que se abrirán varias vías, incluida la gubernatura y la senaduría.

Así que aparentemente el camino luce más que abierto para Aguilar Chedraui en 2016. Es el candidato natural. Pero la marea del triunfo contundente en 22 diputaciones y la capital trajo como consecuencia que los apetitos se despertaran en Maldonado Venegas, quien pedirá su ciudadanía poblana de forma inminente, y que si no lo hizo antes, fue para no despertar dudas en el actual proceso electoral de obtener una candidatura.

Pero, ¿cuáles son los méritos del jarocho Maldonado Venegas para sentirse con la calidad de gobernar a los poblanos por 1 año 8 mese? No se sabe muy bien. Pero él argumenta que una buena parte de la victoria es suya porque, desde la SGG y gracias a sus múltiples contactos con el tricolor, fue el responsable de mantener a raya al gobierno federal. Vaya, que si Peña Nieto no envió recursos, operadores electorales echó la carne al asador, fue porque Luis Maldonado se erigió en un general Leónidas que desde el Paso de las Termópilas impidió la invasión del enemigo. Por supuesto, en su versión omite la coyuntura del Pacto por México y la evidente concertacesión para apuntalar a Gustavo Madero con las victorias de Baja California y Puebla.

¿Qué otros méritostiene Luis Maldonado Venegas para pretender ser el minigobernador? Para los poblanos, no se sabe. Para su inmenso ego sería el cerrojazo perfecto para una dilatada carrera en el ámbito nacional que lo mismo le permitió ser subsecretario de Gobernación, senador y presidente nacional de Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano. Además, se siente puente de plata con la administración federal priista, por lo que Enrique Peña Nieto no pondría objeciones y en 2016 enviaría a un bulto.

Pero el Yunque también quiere jugar, aunque no va a enviar a su carta estrella del 2018, sino a su fiel escudero Rafael Micalco. Fue por eso que el dirigente estatal del PAN dejó en segundo término su participación en la campaña por la alcaldía de Puebla y se dedicó a recorrer el interior del estado para, según él, conformar una base de apoyo que lo ayude a llegar a la minigubernatura. En verdad las victorias marean.

Aunque no lo acepta en público, la idea crece también en el senador Javier Lozano Alarcón que tras su repatriación a Puebla en 2012 y su participación como vocero en la campaña de Tony Gali cree tener un patrimonio político que le da, por lo menos, para ser beneficiario del eventual dedazo de Moreno Valle en la gubernatura.

Un último personaje a quien se podría anotar sería a Pablo Rodríguez Regordosa, quien sabe que no tiene armas para desbancar a Eduardo Rivera Pérez en el 2018, por lo que en 2016 aceptaría gustoso ejercer lo que algunos llaman “encargado de despacho”, ya que el Congreso será eminentemente morenovallista. Su posición se habría reforzado tras ganar la diputación local del distrito XIV.

La lista puede crecer en los últimos días. Los futuristas, sin embargo, olvidan que en 2016 Moreno Valle no se jugará el pellejo por nadie para no enfrentar a Peña Nieto, y que el único valor que les hará ganar una candidatura será su posicionamiento ante los electores así como su potencial de voto. Se equivocan quienes creen que Moreno Valle ejerció un dedazo por Gali. Al revés: el potencial electoral de Gali hizo que Moreno Valle se decidiera por él.

Salvo Aguilar Chedraui, los suspirantes aquí mencionados son poco conocidos para los poblanos. El colmo, por supuesto, es el jarocho Maldonado Venegas. Ya veo a su competidor tricolor arengar “entre seis millones de poblanos, Rafael Moreno Valle no pudo encontrar a un poblano y prefirió darle la candidatura a un veracruzano”. Ajá.