Thursday, 25 de April de 2024


Esparza: de los universitarios, por los universitarios y para los universitarios




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El nuevo rector de la BUAP no sólo es austero, sino que lo parece: ahorra hasta en las palabras. Alfonso Esparza Ortiz, en su toma de posesión mostró que su oratoria es sin metáforas ni falsos tonos de voz. Su discurso es la pieza de un académico, no la de un político que busca trascendencia fuera de su espacio. Esparza Ortiz habla como un universitario, por los universitarios y para los universitarios. No más, no menos.

Por su oratoria los conoceréis, reza la Biblia de los hombres públicos.

 

Los hay con verbo inflamado, gesto implacable, ademán contundente.

 

Políticos con experiencia cuyo discurso hace anteponer las emociones a las razones.

 

Voces engoladas que quieren transmitir una exaltación prefabricada.

 

Alfonso Esparza Ortiz, en su toma de posesión, reveló que no es uno de ellos.

 

Su oratoria es casi tímida, sin metáforas ni falsos tonos de voz.

 

El nuevo rector de la BUAP no sólo es austero, sino que lo parece: ahorra hasta en las palabras.

 

Su discurso es la pieza de un académico, no la de un político que busca trascendencia fuera de su espacio.

 

Esparza Ortiz habla como un universitario, por los universitarios y para los universitarios.

 

No más, no menos.

 

Su legitimidad, su conexión con la comunidad, proviene de conocer perfectamente sus demandas y necesidades.

 

Las de los sindicatos. Las de los académicos. Las de los investigadores. Sobre todo las de los estudiantes.

 

No en balde ha recorrido completo el escalafón al interior de la máxima casa de estudios.

 

En primera fila lo observan los tres ex rectores que lo antecedieron. Ese juego de Enriques y Dogers.

 

Esparza no tiene la avidez de Pepe Doger, ni la belicosidad de Enrique Doger, ni el amor a la parafernalia de Enrique Agüera.

 

Construye su propia personalidad desde la austeridad.

 

Es una nueva era que recoge el trabajo de sus predecesores.

 

Veinte años después de arrancar el proceso de reforma, la BUAP es una institución estable, saneada económicamente, lista para despegar.

 

El contador Esparza asume el reto. Ya no se trata de afirmar que la universidad poblana puede ser una de las mejores del país, o que sus finanzas son certificadas y recertificadas por las principales calificadoras.

 

El camino ahora es que sea de las mejores en América Latina, así como su proyección al exterior.

 

Que todos los integrantes de la comunidad universitaria tengan el manejo perfecto de la segunda lengua.

 

Que todos los estudiantes tengan las puertas abiertas en las mejores universidades del mundo a través del LASPAU.

 

Que todos los jóvenes poblanos puedan acceder a la BUAP y ser acompañados hasta el final de su carrera.

 

Para todo eso hacen falta recursos. Mucho dinero. Pero también respeto a la academia, a la investigación y al libre intercambio de ideas.

 

Que todo sea por la BUAP.

 

Confiemos en el estilo de Esparza.

 

Es posible.

 

 

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La austeridad del contador que llega a liderar la máxima casa de estudios abarca incluso los elogios al poder político, desmedidos en otra época.

 

Esparza Ortiz respeta al gobernador, y éste a su vez.

 

Pero no hay reverencias ni postraciones, como cuando Enrique Agüera llegó a elogiar en 20 ocasiones a Mario Marín, y en otras 20 a Moreno Valle un año después.

 

Toda la clase política está presente, sí, pero Esparza va más allá de ellos.

 

Diputados federales, senadores, alcaldes electos. Del PRI, del PAN y del PRD. Políticos de todos colores y sabores.

 

Mientras avanza el discurso, la comunidad universitaria, invisible muchos años en su propio Complejo Universitario, asiente, reconoce, aplaude.

 

Sí, aplauden, reconocen y asienten como lo hacen los académicos y los hombres de ideas, pausado y sin falso ardor.

 

Nada generó tanto entusiasmo como el compromiso de realizar los exámenes de oposición para fortalecer la planta académica o la petición a la SEP federal de reponer las plazas del personal que se jubila.

 

También levantó entusiasmo la nueva política de infraestructura para el área de salud, y como el anuncio de que la rectoría se moverá de forma itinerante entre el Carolino, Ciudad Universitaria y el Complejo.

 

Al finalizar el acto protocolario, Esparza tuvo la cortesía de acompañar a su helicóptero al gobernador Moreno Valle, pero inmediatamente regresó al auditorio del Complejo a mezclarse con los universitarios.

 

Durante varios minutos recorrió pasillos y asientos. Recibió abrazos y felicitaciones.

 

Luego, salió al lobby a acompañar a los “buapachosos” que se habían desmañanado pero tenía como premio un austero desayuno con jugo de naranja, café, galletas y bocadillos.

 

Nada de cenas suntuosas, vino a raudales y recepciones con área VIP.

 

Es la nueva era de la BUAP y hay que acostumbrarse.

 

 

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Enrique Agüera reapareció tras la derrota. Hubo un momento en el que lo tenía todo, y ahora solamente es un ex rector más.

 

Fallido candidato a la alcaldía, quizá no recibió peor golpe que la mirada de conmiseración que le dirigían aquellos que lo saludaban a su paso.

 

Mirada fúnebre, gesto condolido, como para aquel que ha perdido a un ser querido.

 

Sólo faltó decirle resignación, querido Enrique.

 

Los caminos de Dios son inescrutables.

 

Nada peor que encontrarse cara a cara con su victimario, Antonio Gali, a quien saludó con una reverencia, como se aprecia en la excelente fotografía de Rafael Murillo para CAMBIO.

 

Una historia en sí misma.

 

Enrique Doger Guerrero, el único de los tres ex rectores que saltó con éxito a la vida política, fue otro más de los que le dieron el pésame.

 

La política, como la vida, es una rueda de la fortuna.

 

Así como hace ocho años Enrique Agüera no tuvo una palabra de reconocimiento a su predecesor Doger, en esta ocasión Esparza Ortiz no tuvo tampoco palabra alguna de reconocimiento a Agüera.

 

Suele pasar.

 

 

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El austero contador Esparza solamente se permitió un momento de emoción cuando agradeció a su progenitora, así como esposa y sus dos hijos, por ser su apoyo y compañeros de vida.

 

Sin vituperios, sin saltarse los protocolos, sin aduladores ni funcionarios persiguiendo su renovación en la administración central de la institución, sin un convivio aparte con los políticos, Alfonso Esparza abandonó el CCU después de la hora y media que duró la sesión solemne del Consejo Universitario.

 

Su otra cita con el destino ocurrirá a la espera de que este lunes presente a su equipo de trabajo que lo acompañara hasta el 2017 en la administración central de la universidad.

 

Los nuevos tiempos, dicen.

 

 

 

El nuevo jerarca de la BUAP

 

 

La llegada de Rafael Moreno Valle y Alfonso Esparza

 

 

La familia Esparza Cambio

 

 

La esposa y mamá

 

 

La plática entre los personajes

 

 

El director de obras, Manuel Sandoval

 

 

3 mil fueron los invitados

 

 

La foto del recuerdo

 

 

 

 

 

 

 

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