Friday, 29 de March de 2024

Jueves, 18 Junio 2015 02:21

¿Quién entiende a los panistas?




Written by  Julian Germán Molina

Mientras los voceros del gobernador del estado y el dirigente municipal del Partido Acción Nacional, Pablo Rodríguez Regordosa, declaraban que su partido —a pesar de haber ganado sólo siete de los 16 distritos en disputa—, eran ganadores al aumentar el número de diputaciones que obtuvieron en las elecciones de 2010.


Mientras los voceros del gobernador del estado y el dirigente municipal del Partido Acción Nacional, Pablo Rodríguez Regordosa, declaraban que su partido —a pesar de haber ganado sólo siete de los 16 distritos en disputa—, eran ganadores al aumentar el número de diputaciones que obtuvieron en las elecciones de 2010 y el total de los votos obtenidos a su favor, legisladores y miembros prominentes del partido identificados con el mandatario estatal, han alzado la voz pidiendo la destitución del presidente del partido a nivel estatal, Rafael Micalco, a quien culpan y responsabilizan de los resultados que los llevaron a la derrota en las elecciones, principalmente en la capital, donde se concentra en su mayoría el voto duro del panismo tradicional, es decir, manejan un doble discurso, que utilizan de acuerdo a las circunstancias e intereses que defienden o bien pretenden defenestrar: no buscan quién se las hizo, sino quién se las pague.

 

Aunque los escenarios de esta elección fueron muy distinta a la de 2010, ya que en este proceso Acción Nacional contendió solo, es decir, si ninguna alianza con otros partidos; es claro que tenía a su favor diversos factores, que debieron permitirle ganar sin mayor problema los cuatro distritos que comprenden la capital del estado, pero las cosas se le complicaron a los candidatos y sólo obtuvieron el triunfo en el Distrito XI con Genoveva Huerta, que se ubicó entre los 12 a nivel nacional con menos votos, de acuerdo a los resultados dados a conocer en los conteos finales del INE, lo que significa que la única candidata panista ganadora en Puebla sólo logró el 8.9 por ciento del total de votantes de la lista nominal de su distrito, situación que de ninguna manera es para presumirse o alardear.

 

Así tenemos que, a pesar del pésimo papel que han desempeñado los diputados locales priistas y verdecologistas en el Congreso del estado, en que han sido comparsa en la aprobación de todas las iniciativas del poder ejecutivo y nunca se han comportado como una auténtica oposición, aunado a la mala imagen que tiene entre los poblanos el gobierno de Enrique Peña Nieto por la situación en que tiene al país, la alianza PRI-PVEM derrotó al PAN por más de 100 mil votos en la entidad.

 

La diferencia más grande la obtuvo Jorge Estefan Chidiac en Izúcar de Matamoros, con 48 mil 63 votos más que su contrincante. En segundo lugar está el municipio de Ajalpan, donde la candidata de la alianza PRI-PVEM ganó por una diferencia de 34 mil 951 sufragios. En tercer lugar se ubica Atlixco, con Juan Celis, que derrotó a la abanderada albiazul por una diferencia de 21 mil 293 votos.

 

El cuarto lugar lo ocupó Alejandro Armenta, quién obtuvo 20 mil 747 votos más que Mario Rincón.

 

Considero que los resultados que obtuvieron los candidatos del PRI, se debieron, más que a una buena campaña o perfil de sus candidatos, al exceso de confianza de los candidatos panistas, al divorcio de la relación entre el Ejecutivo del estado y el líder del Comité Directivo Estatal que se tradujo en conflictos por la designación de los representantes ante los consejos distritales y representantes de casillas, al clima de descontento ciudadano que prevalece en importantes sectores de la sociedad poblana por políticas públicas que han afectado su economía y que se tradujeron en un voto de castigo que podría aumentar en las elecciones a gobernador en 2016, si el gobierno del estado no modifica su relación con los ciudadanos.

 

Nunca es tarde para rectificar.

 

 

 

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