A nombre propio, ofrezco una disculpa sincera a los lectores, audiencias, socios del Consejo Directivo y compañeros de la redacción de Diario CAMBIO, por haber sido inmiscuidos en un acto que me hace parecer contrario a las mejores prácticas y valores periodísticos que han distinguido a esta casa editorial.

Si bien esperaré los resultados de las indagatorias jurídicas para probar mi inocencia respecto de los supuestos hechos que me imputa un video editado con dolo, no puedo dejar de reconocer el error cometido al colocarme en una situación riesgosa que excede y va más allá de lo que un periodista puede y debe hacer.

Ese video me ha sometido a una posición para la que, de momento, no tengo defensa excepto el compromiso periodístico demostrado en los últimos ocho años como director editorial de CAMBIO, periodo en el que la crítica ha sido abierta y objetiva en todas las aristas de la sociedad poblana.

El compromiso editorial de CAMBIO continúa incólume, pero la disculpa personal es un acto para todos los que legítimamente puedan sentirse decepcionados, reiterando mi convicción de que las indagatorias y procesos jurídicos habrán de restaurar la imagen de un hombre forjado en la academia que mantiene su apuesta periodística.

Solamente el tiempo le dará justa dimensión a los hechos, y a la calidad de periodismo que continuaré haciendo, como lo hice en los últimos años.

Gracias.