Tuesday, 26 de August de 2025

Viernes, 19 Junio 2015 02:38

Micalco: el regateo en las horas oscuras de Chalchihuapan




Written by  Arturo Rueda

Versiones corren en uno y otro sentido, pero la más consistente tiene que ver con una grave acusación de traición en contra de Micalco, el pecado más grande que se puede cometer en política. Según los fiscales que enderezan la acusación, el dirigente estatal regateó el apoyo al gobernador en las horas más graves de su sexenio, es decir, en la crisis del caso Chalchihuapan, la muerte del niño José Luis Tehuatlie y la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)


Llueve, truene o relampaguee, el próximo 16 de agosto se elegirá a la nueva dirigencia estatal de Acción Nacional en Puebla. Es el acuerdo tomado por la cúpula de ese partido para empatar la renovación del Comité Ejecutivo Nacional en una misma jornada para evitar duplicidad de gastos o procesos. De ese acuerdo son parte tanto el dirigente nacional que se va, Gustavo Madero, como el perfilado a sucederlo, Ricardo Anaya, y por supuesto, el gobernador Rafael Moreno Valle, dueño del gallinero. Y aunque la elección se dará en esa fecha, mediante un acuerdo del Consejo Nacional es que la sucesión se hará efectiva hasta el mes de diciembre, fecha en que estatutariamente culmina su periodo Rafael Micalco, a quien ya no le quedan esperanzas de reelegirse, sino de terminar su periodo en santa paz para esperar lo que venga.

 

Antier, durante la sesión de jefes de comités estatales con Gustavo Madero para analizar los resultados electorales del 7 de junio, Micalco hizo uso de la palabra para plantear la ofensiva “desde el poder” que enfrenta su dirigencia, a lo que Madero respondió que ya se analizaba a través de los cauces partidarios designados, haciendo referencia a la Comisión Especial creada ex profeso el lunes pasado. Pero una vez que abandonó la sesión Madero, Micalco solicitó apoyo a sus homólogos de los 31 estados para firmar un desplegado que, en teoría, saldría publicado ayer.

 

Todavía hay muchos que se preguntan el porqué de la ofensiva contra Rafael Micalco. Los panistas más románticos dicen que el morenovallismo busca apoderarse definitivamente del partido, y a esos fines se opone Micalco, olvidando varios hechos. Uno, que el morenovallismo es dueño del partido desde que desalojó de la dirigencia a Juan Carlos Mondragón para colocar, precisamente, a Rafael Micalco, con quien se entendía a la perfección en 2012, y con quien transitó la designación de candidatos a alcaldes y diputados locales en 2013, así como la firma de la alianza Puebla Unida que ganó la mayoría en el Congreso local y los ayuntamientos más importantes de la entidad.

 

Esa camaradería entre los “tocayos”, como les gustaba llamarse a Micalco y a Moreno Valle, se mantuvo la mayor parte de 2014, lo que hizo pensar al dirigente estatal que todo estaba pavimentado para su reelección, primero, y para buscar después la candidatura al Senado. Pero en algún punto todo se descompuso.

 

¿Qué fue exactamente lo que ocurrió? ¿Cuándo rompieron lanzas?

 

Versiones corren en uno y otro sentido, pero la más consistente tiene que ver con una grave acusación de traición en contra de Micalco, el pecado más grande que se puede cometer en política. Según los fiscales que enderezan la acusación, el dirigente estatal regateó el apoyo al gobernador en las horas más graves de su sexenio, es decir, en la crisis del caso Chalchihuapan, la muerte del niño José Luis Tehuatlie y la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

 

Según los fiscales de hierro, el partido en el poder dejó solo al gobernador a enfrentar la embestida. Micalco nunca salió a respaldar las versiones gubernamentales, ni las investigaciones de la PGJ, y mucho menos a confrontar a los rivales que buscaban sacar raja política. Mezquindad pura y dura, pues el líder albiazul, en las horas posteriores al desalojo, afirmó que “Es lamentable que se haya llegado a esos extremos, espero que se realicen las investigaciones correspondientes para que se haga el deslinde de responsabilidades, espero que se concluyan con esas indagatorias”, así como “nuestro deseo con los heridos de la manifestación es que ojalá todos recuperen la salud”.

 

Días después, tras la muerte del hijo de Elia Tamayo, envió un comunicado que decía: “Lamento profundamente el deceso del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo. Enviamos nuestras condolencias a su madre la Sra. Elia Tamayo y a todos sus familiares y vecinos…rechazamos todos los hechos que instiguen o terminen en violencia, en Acción Nacional nos pronunciamos por una convivencia en paz y por el diálogo como la mejor herramienta para la resolución de diferencias o conflictos”. Luego, ya en agosto, afirmó que el caso Chalchihuapan tendría serias repercusiones electorales que se observarían en las elecciones de 2015.

 

Y aunque en el momento Moreno Valle no lo reclamó, siempre tuvo en cuenta que en sus horas más graves Rafael Micalco regateó su apoyo. Desde entonces, se decidió que no continuaría al frente de Acción Nacional. ¿Con esos aliados, para qué quería enemigos? Lo demás vino en cascada. La ruptura por las afiliaciones masivas. El desaire en su cumpleaños. El ninguneo a su papel como dirigente estatal. La cancelación de la comunicación.

 

¿Verdad, mentira o pretexto? El lector tendrá mejor la opinión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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