Wednesday, 24 de April de 2024

Lunes, 29 Junio 2015 02:35

Repliegue estratégico: Micalco se queda hasta diciembre




Written by  Arturo Rueda

Con ese repliegue estratégico, el morenovallismo pierde la oportunidad de desplazar a Rafael Micalco de la dirigencia estatal en el corto plazo, quien terminará su periodo estatutario previsto para diciembre. Lo más probable es que la renovación se mueva para el mes de octubre, en la que el régimen apostará con todo a la dupla Giles-Genoveva, y ya sin la distorsión de una posible alianza con Corral y los Calderón, tendrán manga ancha para aplastar al panismo tradicional


La corriente de opinión que está generando Javier Corral y su Rebelión de las Bases en el marco del proceso para elegir nuevo dirigente nacional del PAN terminó beneficiando, indirectamente, a Rafael Micalco. El consorcio Madero-Moreno Valle ejecutó un repliegue estratégico para evitar que las críticas a su estilo de gobernar Acción Nacional se convirtieran en una chispa que provocara una explosión. Por ello, desistieron de emparejar la renovación del Comité Estatal poblano, pero también por lo menos de otros doce estados en el país, con la unción de Ricardo Anaya prevista para el 16 de agosto. El objetivo luce muy claro: evitar la multiplicación de frentes opositores a nivel de entidades federativas, así como desincentivar el porcentaje de participación de los panistas.

 

Por ello es que el asunto de emparejar la renovación de los Comités Estatales no fue ingresado al orden del día de la sesión del Consejo Nacional del sábado pasado: Anaya calculó que tal emparejamiento jugaba en su contra, pues lo único que provocaría sería darle aliados gratis a Javier Corral en por lo menos trece estados del país, además de alimentar la participación de las Bases. ¿Cómo?

 

Muy simple: si el tándem Moreno Valle-Madero-Anaya ya tenían preparados a sus gallos para adueñarse de las dirigencias estatales —Jesús Giles para Puebla—, lo único que tendría que hacer Corral es buscar a sus opositores para volverlos sus aliados. Si como escribió Carl Schmitt la política se entiende a partir de la dicotomía amigo-enemigo, el senador chihuahuense se alimentaría de los enemigos de los delfines oficiales del consorcio, teniendo foro para denunciar irregularidades, y sobre todo, uniendo en una misma corriente a personajes que hoy son disímbolos y hasta contrarios.

 

Con ese repliegue estratégico, el morenovallismo pierde la oportunidad de desplazar a Rafael Micalco de la dirigencia estatal en el corto plazo, quien terminará su periodo estatutario previsto para diciembre. Lo más probable es que la renovación se mueva para el mes de octubre, en la que el régimen apostará con todo a la dupla Giles-Genoveva, y ya sin la distorsión de una posible alianza con Corral y los Calderón, tendrán manga ancha para aplastar al panismo tradicional. O por lo menos esos son sus cálculos.

 

El repliegue estratégico, por supuesto, tiene un defecto: le da más tiempo a Micalco y los panistas tradicionales para analizar cómo se mueve el escenario nacional, y entonces, decidir la forma de crear un frente contra el morenovallismo, así como el avance jurídico a las impugnaciones de las afiliaciones masivas, tema que los une ahora con Corral y los Calderón. De lograr echarlas abajo en el TEPJF, el Yunque se lanzará a una última batalla desesperada, ahora sí, con la posibilidad de triunfar. Suena bien pero se trata de una estrategia de difícil operación.

 

Y sin embargo, la militancia panista se mueve resultado del efecto combinado del destape de Margarita Zavala y la postulación de Javier Corral. El consorcio Madero-Moreno Valle de momento ha aparcado sus diferencias porque los frentes se han multiplicado. Además de la dirigencia nacional, en estos momentos se disputa la coordinación parlamentaria en el Senado —el poblano la quiere para Gil Zuarth— y en San Lázaro, cantada para Madero pero dependerá del escenario.

 

El consorcio RMV-GM tiene muy claro que Javier Corral no juega a ganarle a Ricardo Anaya, sino a deslegitimar su elección, y por tanto, el modelo de gestión del partido. Por ello han decidido quitarle todas las banderas posibles. Madero, al designar la Comisión que conducirá la elección interna, insertó perfiles muy aceptables para los panistas de viejo cuño: Héctor Larios, María Elena Álvarez y Luis Felipe Bravo Mena, aunque coló a Marcela Torres Peimbert, Francisco Gárate, Kenia López Rabadán y Silvia Garza Galván, identificados a su corriente. Tiene el control de la Comisión, es cierto, pero de forma ajustada.

 

Así que la guerra de los Calderón y Javier Corral no van tan mal en la estrategia de deslegitimación. En lo otro, el conteo de votos a partir del padrón interno, siguen arrasados.

 

 

 

 

 

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