Friday, 26 de April de 2024

Jueves, 09 Julio 2015 02:33

Chalchihuapan: la revolución que devoró a sus protagonistas




Written by  Arturo Rueda

La victoria moral y jurídica que representó la recomendación 2VG/2014 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos también fue el punto de inflexión que separó a los protagonistas del caso, pues las ambiciones se desataron y la traición se hizo presente. Las protagonistas de la historia de intriga y acuchillamientos fueron Elia Tamayo, Araceli Bautista y Roxana Luna Porquillo. Las dos primeras expulsaron a la diputada federal perredista para reinar como una diarquía en el movimiento que no aceptaba un triunvirato


La revolución devora a sus hijos, es un axioma que se cumple con puntualidad histórica en todos los movimientos sociales que buscan derrumbar al statu quo. Un hecho empíricamente verificable, pues el grupo que enfrenta al Tirano, más tarde o más temprano, sufre escisiones a su interior que terminan en purgas interminables. Como no podía ser de otra manera, Chalchihuapan terminó fagocitando a sus protagonistas a un año de distancia de los hechos sangrientos que ocurrieron durante el desalojo de la autopista a Atlixco.

 

La muerte de José Luis Tehuatlie fue una desgracia y la represión una tragedia que catapultó a #PueblaDeLuto, un movimiento que unió a miles de poblanos legítimamente indignados. Trescientos sesenta y cinco días después no queda nada de esa indignación que se convirtió en una bandera para negociar.

 

La victoria moral y jurídica que representó la recomendación 2VG/2014 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, también fue el punto de inflexión que separó a los protagonistas del caso, pues las ambiciones se desataron y la traición se hizo presente. Las protagonistas de la historia de intriga y acuchillamientos fueron Elia Tamayo, Araceli Bautista y Roxana Luna Porquillo. Las dos primeras expulsaron a la diputada federal perredista para reinar como una diarquía en el movimiento que no aceptaba un triunvirato.

 

La fagocitosis dio inicio apenas unas horas después del fallo de la CNDH: con la recomendación  en mano, el abogado inescrupuloso Alejandro del Castillo, prometió una indemnización fabulosa a Elia Tamayo, quien se dejó manipular y le retiró la representación jurídica a Roxana Luna y al Movimiento “Los de Abajo”, pese a que gracias ella obtuvo la victoria jurídica. Como lo reconoció en #JuegoDeTroles, no han vuelto a dirigirse la palabra.

 

Otro golpe sobrevino sobre Roxana Luna: cuando Javier Montes, el edil auxiliar de la comunidad, fue detenido en las cercanías de Izúcar de Matamoros el 21 de noviembre de 2014, su madre Araceli Bautista acusó a la diputada federal de haber dado el pitazo al gobierno morenovallista de su paradero para que procedieran a su captura. En su furia, Bautista expulsó a Luna Porquillo de Chalchihuapan y le dijo que no respondía de su seguridad si volvía a pisar la comunidad.

 

En diciembre de 2014, CAMBIO publicó en exclusiva la carta que Elia Tamayo, Araceli Bautista y las hijas de los ediles auxiliares de Canoa y La Resurrección, dirigieron a la senadora Dolores Padierna para deslindarse de Roxana Luna Porquillo. La carta de la ruptura llevaba sus firmas autógrafas, y aunque varios medios de comunicación que lucraron con el caso hicieron hasta lo imposible por cubrir el rompimiento, los hechos le dieron la razón a nuestra investigación periodística.

 

A principios de semana, Javier Montes Bautista, con una carta escrita desde el Cereso, abrió otra pugna al interior de movimiento: el abogado Alejandro del Castillo, su supuesto abogado defensor, no es más que un infiltrado del morenovallismo para dividir al movimiento. La misiva, entregada a Central e Intolerancia, no es más que un capítulo de la fagocitosis que devora al movimiento, manoseado por intereses inconfesables.

 

El escrito de Montes Bautista define lo que hoy es Chalchihuapan: “No permitiré que la tragedia de mi pueblo, por la cual me encuentro en la cárcel, sea usada para fines políticos poco claros y mucho menos personales. Defenderé a mi pueblo contra todos los que quieran lastimarlo, sea quien sea. Es necesario decir esto porque para mí está primero el bienestar de mi comunidad y la gente que ahora sube. Mi deber es ponerle un alto a la manipulación que se ha ejercido en mi pueblo. Adquirí un compromiso que no voy a traicionar aunque esté preso, mi compromiso se llama San Bernardino Chalchihuapan”. Hasta ahí la cita textual.

 

La muerte de José Luis Tehuatlie es una huella imborrable, una tragedia que nunca podrá repararse. Pero después del fallo de la CNDH, Chalchihuapan se convirtió en un movimiento manoseado, manipulado —como lo define el edil auxiliar Montes— que asquea a sus propios protagonistas, quienes terminaron devorados conforme a la ley histórica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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