Friday, 26 de April de 2024

Lunes, 10 Agosto 2015 02:53

Con Beltrones al mando, Puebla va a arder en 2016




Written by  Arturo Rueda

Los generales morenovallistas harían bien en estudiar cuidadosamente la estrategia de Beltrones en Sonora para entender lo que se avecina en 2016, que no es otra cosa que un cochinero de proporciones bíblicas: una guerra sucia brutal, con lodo y mierda volando de un lado para el otro. Puebla estará en llamas en 2016, como Sonora lo estuvo en 2015


La elección más competida de 2015, coinciden analistas y expertos, fue la de Sonora. Y también la más sucia. De la mano de Manlio Fabio Beltrones, la candidata tricolor Claudia Pavlovich remontó más de 11 puntos porcentuales en las encuestas al gallo del gobernador Guillermo Padrés, haciendo uso de todo lo legal e ilegal que había a la mano: con espionaje telefónico, filtraciones a medios, metiéndose a los negocios familiares, patrimonios personales, arrastrando prestigios y desprestigios, el PRI pasó de 38 puntos a principios de marzo, a 49 puntos con los que cantó la victoria, mientras que el panista Javier Gándara bajó de los 50 puntos que le daba Parametría a perder con el 41 por ciento de los votos. Golpe a golpe, ganó Don Beltrone.

 

La guerra sucia instrumentada por el próximo dirigente nacional del PRI se tradujo en siete puntos de ventaja, más de 70 mil votos, pero la voltereta total fue de 19 puntos: los 11 que conquistó Pavlovich y los nueve que perdió Gándara, pese al apoyo absoluto que le dio el gobierno estatal. Uno de los saldos obvios de la batalla es que Guillermo Padrés tendrá que abandonar México y la vida pública al segundo siguiente de dejar la gubernatura.

 

Sonora fue una masacre, pero ese es el estilo Beltrones: fino en la negociación, despiadado en lo electoral. Y ese estilo es lo que llevó a Peña Nieto a decidirse por el sonorense para ponerlo al frente de un PRI que no está para florituras ni finezas, sin gallos reales para competir por el 2018, extorsionado permanentemente por el PVEM, arrinconado por su decreciente voto duro y sobretodo, por la incompetencia de su tríada que no pudo ni gobernar al país, ni construir un proyecto de continuidad. Manlio Fabio al rescate es la única carta que le quedaba al mexiquense. Y por eso los priistas lo aplauden rabiosamente.

 

Los generales morenovallistas harían bien en estudiar cuidadosamente la estrategia de Beltrones en Sonora para entender lo que se avecina en 2016, que no es otra cosa que un cochinero de proporciones bíblicas: una guerra sucia brutal, con lodo y mierda volando de un lado para el otro. Puebla estará en llamas en 2016, como Sonora lo estuvo en 2015.

 

Beltrones, a través de Pavlovich, pegó arriba y abajo: puso en la boleta a Guillermo Padrés Elías, y ya que había destruido el poco prestigio que le quedaba, comenzó a repartirle al candidato Javier Gándara. Conforme al principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, primero se derrumbó al gobernador y luego al candidato de Acción Nacional: más que matemático, el cálculo fue propio de las ciencias físicas.

 

Manlio Fabio exhibió de forma inclemente la corrupción que rodeaba al gobernador Padrés, involucrándolo a él y a su familia. Reforma y The Wall Street Journal exhibieron el lavado de dinero proveniente de un contratista del gobierno de Sonora y los depósitos por varios millones de dólares en bancos norteamericanos. También exhibió los perdones fiscales del gobierno sonorense a empresarios ligados al candidato panista, y de Javier Gándara, fueron pródigos al inventariar sus aviones y decenas de propiedades inmobiliarias en Estados Unidos. Padrés y su candidato no sólo perdieron: terminaron bañados en mierda.

 

Pero el ventilador de mierda no fue la única táctica: Beltrones se fue a Sonora a rearmar el tejido político y empresarial destruido seis años antes. Convenció a poderosos grupos de interés, empresariales y mediáticos que la victoria de Padrés fue lo peor que le podía haber ocurrido a Sonora, porque el panista solamente benefició a un pequeño círculo de familiares y amigos. Reactivó liderazgos que lo acompañaron en su sexenio como gobernador, y desactivó alianzas que el mandatario panista había construido a lo largo de su sexenio.

 

Ante el fracaso de Osorio Chong y Luis Videgaray, Manlio Fabio está en la antesala de la candidatura presidencial de 2018, pero su hoja de ruta es colocar a sus allegados en las 16 gubernaturas que se disputan el próximo año. Si obtuviera el carro completo, Puebla incluida, con la Sonora de Claudia Pavlovich tendría de su lado a más de la mitad de los gobernadores, suficiente para imponerle su candidatura por encima del dedazo presidencial.

 

Al mejor alumno del capitán Gutiérrez Barrios, Los Pinos se le han frustrado tres veces. La primera cuando le mataron a su paisano Luis Donaldo Colosio. La segunda cuando fue el encargado de destapar la candidatura suplente de Ernesto Zedillo, pero luego éste lo mandó al ostracismo. La tercera cuando Roberto Madrazo perdió en 2006. En 2018 no habrá eso de que la cuarta es la vencida. Si Manlio Fabio es capaz de pasar por encima de Enrique Peña Nieto, más lo será de pasar por encima de Moreno Valle y Tony Gali. Es el estilo.

 

 

 

 

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