Saturday, 20 de April de 2024

Lunes, 17 Agosto 2015 02:16

La victoria de Anaya tumba a Giles y encumbra a Genoveva




Written by  Arturo Rueda

Estas cifras son un adelanto de lo que podría ocurrir el próximo 18 de octubre, cuando lleve a cabo la contienda local para definir al sucesor de Rafael Micalco en la dirigencia estatal. La oposición al morenovallista sería barrida y apenas aspiraría a obtener el 20 por ciento de los votos. Guste o no, con afiliación masiva ilegal o no, el grupo del gobernador poblano tiene el sartén por el mango. Y el estilo no cambia


No hay sorpresa en que Ricardo Anaya ganara de forma aplastante la contienda interna albiazul a Javier Corral. La federación de intereses alrededor del “Joven Maravilla” —que va del Consorcio maderista-morenovallista, pasando por el Yunque y terminando en algunos resabios del calderonismo— impuso su maquinaria, por no decir su afiliación corporativa. Pero como siempre ocurre, el diablo está en los detalles, así como en las consecuencias hacia Puebla: la primera y más contundente es que Jesús Giles ha dejado de ser el candidato oficial a la dirigencia estatal del PAN, y ahora Genoveva Huerta encabezará la fórmula a la que el mozalbete será adherido como secretario general. Los roles se invirtieron.

 

Además de la inmadurez de Giles, los números no jugaron a su favor. ¿Por qué? Si en 2014 Moreno Valle pudo presumir como victoria propia la reelección de Gustavo Madero, difícilmente podrá colocarse la medalla del queretano, pues las cifras de votación indican que en la entidad la tendencia de votación, al igual que la nacional, fue de 6 a 1. Es decir, Puebla no aportó más, pero tampoco menos.

 

De hecho, los operadores morenovallistas se quedaron cortos en su estimación de votación: a falta de conocer los números finales, Ricardo Anaya habría obtenido 18 mil votos, pese a que la dupla Genoveva Huerta-Jesús Giles había prometido superar los 20 mil. Eso sí, la participación del padrón panista en Puebla habría sido de alrededor del 65 por ciento, muy superior a la media nacional que no llegó ni siquiera al 50 por ciento.

 

En números netos, con esos 18 mil votos, Puebla sería el tercer estado en aportar más apoyos al proyecto anayista según los cómputos del CEN: Veracruz ocuparía el uno, Edomex el dos y seguiría la Angelópolis. Tal y como lo había adelantado las fuentes confiables, a la hora de la verdad, es decir, a la hora de las votaciones, el morenovallismo confirmó su apoyo decidido a Anaya, y con ello, su potestad para designar al próximo dirigente estatal del PAN, así como el candidato a la gubernatura.

 

Estas cifras son un adelanto de lo que podría ocurrir el próximo 18 de octubre, cuando lleve a cabo la contienda local para definir al sucesor de Rafael Micalco en la dirigencia estatal. La oposición al morenovallista sería barrida y apenas aspiraría a obtener el 20 por ciento de los votos. Guste o no, con afiliación masiva ilegal o no, el grupo del gobernador poblano tiene el sartén por el mango. Y el estilo no cambia.

 

En términos porcentuales, la derrota de Anaya es más contundente que la del senador Ernesto Cordero en 2014. En la disputa por la reelección de Madero, el ex secretario de Hacienda recibió en Puebla el 25 por ciento de los votos, mientras que el chihuahuense apenas el 15 por ciento. A nivel nacional no es diferente: Madero ganó con 55 por ciento de los votos, y ahora Anaya lo hará con el 81 por ciento.

 

¿Qué significa esto? Que una y otra vez se equivocan los opositores al morenovallismo en aliarse a figuras como Ana Teresa Aranda, Violeta Lagunes o compañía. Su discurso podrá tener razón o no, pero su operación no genera votos.

 

¿Con un 85-15 los opositores al morenovallismo se van a jugar la interna por la dirigencia estatal? ¿Quién va enfrentar a Genoveva Huerta?

 

El único que podría hacerlo es Eduardo Rivera, quien por cierto reapareció ayer. Con la victoria del queretano también resucitan las aspiraciones políticas del ex alcalde, congelado desde que dejó el gobierno municipal y permanentemente coaccionado por las cuentas públicas 2012, 2013 y 2014 que el Congreso local todavía no le aprueba. Pero desde ayer se vio un giró a la situación, pues al momento de emitir su voto rompió el silencio y habló por primera vez de esas cuentas, calificando como “injusticia” al hecho de que no haya sido analizadas por la Comisión Inspectora.

 

Eduardo Rivera Pérez, así como el Yunque poblano, se sienten envalentonados porque ya tienen protectora en el CEN con Josefina Vázquez Mota, quien ya amarró una senaduría como parte de su apoyo a Anaya. La ex candidata presidencial hará una función moderadora de los ímpetus sangrientos del morenovallismo, y de cara al 2016, buscará convencer al nuevo dirigente nacional de que lo mejor es el perdón para Rivera: la aprobación de las cuentas públicas para darle garantías a todo ese grupo de que la victoria de Gali beneficiaría a todos.

 

El problema es el momento: si la amnistía a Rivera ocurre antes del 18 de octubre, es previsible que este podría sumarse al bloque que todavía pretende lanzar un candidato opositor a la fórmula Genoveva-Giles. Aunque ahora que andan envalentonados, de todos modos lo hacen para abrir una herida que ya no sanará en 2016.

 

 

 

 

 

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