Saturday, 20 de April de 2024

Martes, 08 Diciembre 2015 02:39

El populismo como producto milagro que no cura nada.




Written by  Arturo Rueda

Si el populismo es un producto milagro, los poblanos que van a recibir mochilas, uniformes, museos gratis, escrituras, partidos de futbol y hasta boletos para ver a Pitbull, van a tomar todos y al final decidirán por quién votar. Así como 25 mil poblanos recibieron sus boletos para el concierto del sábado, y decidieron no ir. El problema del populismo como producto milagro es que pretende revertir la impopularidad generada en cinco años de gobierno de medidas lesivas a la economía, así como el clima de autoritarismo y represión.


Un producto milagro promete curar todo, y al final, no cura nada, leo en una definición de internet.

 

La semilla de Brasil que te adelgaza 20 kilos en una semana.

 

Máquinas vibradoras que te dan el cuerpo de Thor con cinco minutos al día.

 

Aceites que hacen crecer los folículos capilares.

 

Sustancias tropicales que remedian la eyaculación precoz.

 

Crema de concha nácar que revitaliza la piel en tres días.

 

Un producto milagro es una solución falsa a un problema muy grave y muy real, que en condiciones normales, costaría tiempo y dinero revertir.

 

Es, ante todo, un fraude que se viste de solución rápida a problemas que se generaron durante mucho tiempo.

 

Generalmente, a menos que funcione como placebo, el producto milagro se revela como el fraude que es: no cumple lo que promete y es un gasto absurdo. Al final, de todos modos hay que ir con el verdadero especialista, pagar auténticos medicamentos, y seguir con un método que implica tiempo y sacrificios.

 

La Cofepris ha prohibido una cantidad brutal de productos milagros que se registran como suplementos alimenticios o vitamínicos, pero cada día uno nuevo sale al mercado para aprovechar la credulidad de los mexicanos, cuando no su abierta estupidez.

 

En política también hay productos milagro que desafortunadamente no han sido prohibidos.

 

Vías rápidas para obtener consenso, legitimidad, apoyo popular.

 

Aunque la Ciencia Política carece de una definición universal, los estudios recientes en los casos calificados de populistas en América Latina refieren más un estilo de gobierno, que un contenido específico.

 

¿Cuál es ese estilo?

 

El dispendio del erario para comprar la voluntad popular poniendo en peligro la estabilidad de las finanzas públicas presentes y futuras mediante la entrega de subsidios y prebendas que no constituyen auténticas inversiones públicas.

 

El populista es casi lo mismo que un demagogo, están emparentados, y la única diferencia entre ambos es que el primero recurre al dispendio de erario para volverse “popular”, de ahí el término populista.

 

Como producto milagro, el populismo te vuelve rápidamente popular o te devuelve la popularidad perdida.

 

Es, en cierta forma, un remedio artificial cuyos resultados son más que discutibles.

 

O dicho de otra forma: no todos las expresiones del populismo son exitosas.

 

Esta sesuda reflexión es resultado de la escasa asistencia al concierto de Pitbull del sábado pasado, patrocinado por el gobierno morenovallista en una más de sus acciones de última hora con las que pretende recuperar sus niveles de aprobación.

 

Aunque se repartieron 50 mil boletos, por lo menos la mitad decidió desairar la presentación del cantante cubano-norteamericano, y en el mejor de los casos, solamente asistieron 25 mil poblanos.

 

¿Por qué desairaron un concierto que se preveía masivo y con el que Moreno Valle pretendía agradar al pueblo?

 

¿Falló la elección del artista, la operación para llevar a los poblanos, o de plano fue una forma de rechazo, una huelga de brazos caídos?

 

¿De qué sirve que el gobernador tome recursos del erario para conciertos, si sus operadores van a secuestrar los boletos para venderlos en redes sociales?

 

¿O quizá el artista no fue lo suficiente famoso y atractivo como para provocar un llenazo?

 

Si el populismo es un producto milagro, los poblanos que van a recibir mochilas, uniformes, museos gratis, escrituras, partidos de futbol y hasta boletos para ver a Pitbull, van a tomar todos y al final decidirán por quién votar.

 

Así como 25 mil poblanos recibieron sus boletos para el concierto del sábado, y decidieron no ir.

 

El problema del populismo como producto milagro es que pretende revertir la impopularidad generada en cinco años de gobierno de medidas lesivas a la economía como la privatización del agua y las fotomultas, así como el clima de autoritarismo y represión.

 

Nada garantiza que los poblanos olvidarán con unos cuantos regalos y boletos lo ocurrido en todo el sexenio.

 

El morenovallismo no se rinde y para la Noche Vieja prepara otro concierto, quizá con artistas más del gusto popular como Yuri y Espinoza Paz.

 

¿Ahora sí le atinarán al populismo adecuado?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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