Lunes, 29 de Abril del 2024
Indicador Político

Aunque los candidatos de Morena mantengan su mayoría en las elecciones de junio próximo, el accidente en la Línea 12 del Metro será una espina clavada en el grupo político y de poder que tomó el control de la capital de la república en 1997.

Luego de haber saltado a la fama política en 1969 con sus dos discursos de defensa sistémica estatista del presidente Gustavo Díaz Ordaz por el manejo de la crisis del movimiento estudiantil del 68 y sobre todo la justificación del 2 de octubre en Tlatelolco, Porfirio Muñoz Ledo ahora está llamando a defender la constitución contra el gobierno que él contribuyó a consolidar.

Con recursos y tiempos del Instituto Nacional Electoral, el consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello ha emprendido una guerra política contra el presidente López Obrador para bloquear a Morena en las elecciones de 2021 y 2024. La estrategia va desde el financiamiento de libros y ensayos contra el populismo hasta el libro “La democracia no se construyó en un día para señalar que el candidato de Morena ganó los 30 millones de votos (53 por ciento) gracias al organismo electoral fundado por Carlos Salinas de Gortari y reformado por Enrique Peña Nieto y el PAN en el Pacto por México.

El análisis de los autodenominados organismos autónomos del Estado debe partir del hecho de que nunca han sido ajenos al Estado. El actual modelo de organismos autónomos del Estado fue una estructura creada por Carlos Salinas de Gortari en 1979-1994 al pasar el viejo Estado priista como representante de las clases sociales no propietarias (Revolución Mexicana) a un Estado autónomo neoliberal de mercado (Theda Skocpol) en poder de una élite tecnocrática.

Una vez que el Tribunal Electoral dictaminó la negativa del INE a las candidaturas de Morena en Guerrero y Michoacán, la función legal del Instituto Electoral terminó su tarea específica y sus funcionarios debieron de regresar a administrar sus tareas procedimentales de padrón, casillas, funcionarios vigilantes, votos y conteo.

Si algunas victorias pudieran considerarse pírricas, las dos decisiones del Tribunal Electoral articuladas con el Instituto electoral serían evidencias: quitarle dos candidaturas a gobernador a Morena y limitar la sobrerrepresentación no van a modificar los equilibrios de las tendencias electorales. Al contrario, en el estilo presidencial, serán catapultadas como parte de la campaña morenista para aumentar el flujo de simpatizantes a las urnas.

El papel de los intelectuales en la estructura del poder ha sido uno de los pasivos en el funcionamiento del sistema político priista vigente de mediados del siglo XX a la fecha. El presidente López Obrador volvió a abrir el debate en la conferencia matutina del lunes pasado para dividirlos entre conservadores opositores y simpatizantes de su gobierno.

Las evidencias son inobjetables: ha llegado a su fin el modelo de Instituto Electoral creado por el presidente Carlos Salinas de Gortari en 1990 para mantener las elecciones bajo control del gobierno, a través de un organismo con consejeros ciudadanos articulados al régimen priísta.

En pleno tiempo electoral que limita participaciones externas a candidatos y partidos, el INE realizará hoy lunes la presentación de un libro que patrocinó con recursos públicos y apoyo político contra el populismo y que tuvo como destinatario al presidente López Obrador y a su partido Morena. Este acto es peor que el partidarismo de las mañaneras.

El destino de la reforma judicial en debate legislativo comenzó mal: una cosa era que el ministro Arturo Zaldívar Lelo de la Larrea hubiera sido coautor y otra que se pegara como rémora a la fuerza política del presidente de la república y se dejara ver como el único abogado capaz de ponerla en marcha.

Toda la escandalera en torno a la reforma judicial que introdujo la prórroga del mandato del actual presidente de la Corte, el ministro Zaldívar Lelo de Larrea, por dos años más por ser el único personaje entre los 125 millones de mexicanos en lograrla debe de tener, por jerarquía de ley, una reforma de la fracción IV del 97 Constitucional. Y si en las dos cámaras Morena consigue alianzas para construir esa mayoría, nadie puede regatear el derecho a la reelección.

Como historiador del PRI como partido y crítico de sus prácticas de control social, el politólogo Luis Javier Garrido llegó a acuñar una frase que caló hondo en el ambiente cultural mexicano: “en México todos somos priistas hasta demostrar lo contrario”.

La reforma judicial con la incorporación del ministro presidente de la Corte como eje de contención jurídica y el anuncio del líder senatorial morenista Ricardo Monreal Avila de una próxima reforma electoral integral son indicios de las últimas tendencias de votos: Morena ha comenzado a enfriarse en los ánimos porque el presidente López Obrador no está en la boleta y en consecuencia las transformaciones se usarán como banderas de campaña para estimular a los votantes.

A finales de 2010, el politólogo sinaloense Ernesto Hernández Norzagaray coordinó un libro con siete ensayos titulado “Elecciones en tiempos de guerra. Baja California, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz (editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa), para cruzar dos variables: la violencia/inseguridad en esas plazas y el sentido del voto.

 

El resultado de entonces es una variable determinante en las elecciones de junio de 2021: la sociedad tiene la inseguridad y la violencia criminal/oficial como el principal problema, pero su sentido del voto no sirve para repudiar ineficacias de los elegidos con anterioridad. Los siete estados desde 2010 aumentaron la inseguridad y varios gobernadores terminaron en la cárcel por corrupción; y algunos van a repetir errores ciudadanos en 2021.

 

Las ultimas encuestas con miras a las elecciones del 6 de junio de este año de 2021 siguen colocando a la inseguridad como el problema número uno del país y de los entornos específicos de los entrevistados, pero al final su sentido del voto excluye una valoración electoral de uso del voto para calificar eficacia: a pesar de su responsabilidad de gobierno en el aumento en inseguridad, Morena encabeza tendencias generales.

 

En 2010, señala Hernández Norzagaray, el narco y la violencia se hicieron presentes en la vida pública, pero las tendencias del voto encaramaron a candidatos del PRI y del PAN. De los siete casos, el PRI salió ganando Chihuahua Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Veracruz; en Sinaloa ganó un priista como candidato de una alianza contra el PRI y en Baja California se posicionó el PAN. En este 2010 ya estaba aumentando la violencia por la guerra del gobierno de Calderón contra el crimen organizado decretada en el 2006, pero las administraciones estatales eran votadas por razones ajenas a esas preocupaciones prioritarias. En 2012 el PAN fue echado de Los Pinos y regresó el PRI a la presidencia con Enrique Peña Nieto y la violencia aumentó. Y en el 2018 se votó por López Obrador y su discurso contra la corrupción, la pobreza y la inseguridad.

 

En 2021, siguiendo la lógica analítica de Hernández Norzagaray, el elector ha aumentado su nivel de preocupación e inquietud por la inseguridad y la violencia, pero sus votos se van a orientar por simpatías presidenciales, repudio al PRI y al PAN y el papel de Morena como el partido del gobierno, y no será usado ese voto como una valoración efectiva de resultados en temas de inseguridad y violencia.

 

De los quince estados que cambiaran gobernador, solo dos tienen rangos menores de inseguridad; Campeche y Querétaro. Los otros trece están hundidos en la inseguridad, la violencia y la ineficacia gubernamental del partido en turno, estatal y federal. De este bloque afectado por la criminalidad, ningún partido ha presentado algún candidato con alguna oferta concreta y medible para combatir la inseguridad y la violencia.

 

Estados como Baja California, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Sonora, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas están agobiados por el crimen organizado. Pero inclusive las valoraciones sociales de la sociedad respeto de los gobernadores y alcaldes en turno a veces marcan una crítica al fracaso en seguridad, pero carecen de una valoración similar de los candidatos.

 

Los análisis del libro coordinado en 2010 por Hernández Norzagaray pueden ayudar a analizar la corresponsabilidad del electorado con las victorias electorales de candidatos que fracasaron en inseguridad y la falta de mecanismos de exigencia de cuentas a los gobernantes respecto de sus promesas, compromisos o declaraciones sobre seguridad.

 

A partir de las conclusiones del politólogo sinaloense se pueden establecer hoy los nuevos parámetros del análisis electoral:

 

1.- La academia ha estudiado la inseguridad, pero no la vinculación con las valoraciones de los electores.

 

2.- Los ganadores en elecciones incumplen sus compromisos y ponen en entredicho el sentido del sistema de representación popular.

 

3.- El sentido del voto se ha alejado de la realidad y se ha acercado más al utilitarismo social en función de programas asistencialistas prometidos o a obsequios de campaña de los candidatos.

 

La situación de inseguridad en 2021 es peor que la de 2010, pero el sistema/régimen/Estado sigue moviéndose por mecanismos ajenos a la realidad. El día en que los electores le den sentido a su voto en función de fracasos de gobierno, los políticos serian repudiados en las elecciones.

 

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Política para dummies: La política también suele ser la puerta de escape de la realidad.

 

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El presidente de la republica tiene razón en quejarse del activismo político e ideológico de los consejeros del INE. En este sentido, el organismo electoral fundado por el presidente Salinas de Gortari y formalizado por el presiente Zedillo nunca perdió su función como cancerbero del sistema político priista-panista-perredista.

Las expectativas inesperadas de las elecciones de junio próximo por la disminución de las tendencias del voto de Morena por la ausencia del presidente López Obrador en la boleta han acelerado las decisiones de desensamblaje de la estructura social, política, económica y de Estado del neoliberalismo salinista.