Pongamos el ejemplo de Enrique Agüera que hace cosa de un mes parecía arrasar con José Antonio Gali y que ahora tanto los números como la percepción indican que su proyecto en la realidad es un profundo abismo. O el liderazgo moral asumido por Mario Marín en un PRI desdibujado y roto, cuando se suponía leproso y exiliado. O la relación venenosa y de muerte de Enrique Peña Nieto y Rafael Moreno Valle transformada en perfume, rosas y terciopelo. ¿Qué es real y qué ficticio?
En las elecciones de 2010, donde el actual gobernador de Puebla encendió su antorcha del poder, se dijo que funcionarios del más alto nivel estatal y político habían ido al hotel Presidentes a ponerse a sus órdenes previendo la debacle de Javier López Zavala; las ratas habían saltado del barco antes de hundirse; parecía irreal, pero fue cierto; incluso se supo que el mismo Zavala y Marín fueron a ese mismo hotel consumada la derrota.
A propósito de los conceptos de realidad y fantasía dice Gabriel García Márquez que la explicación parece simple: “La realidad suele ser menos convincente que la fantasía”. La fantasía se mastica y se traga mejor. ¿A qué viene todo esto? A que las elecciones de presidentes y diputados muy probablemente sean más fantasiosas que reales. Y todo puede ser.
No vamos lejos. A penas el viernes pasado me enteré que varios líderes políticos, diputados y senadores del PRI que se suponían distanciados con Moreno Valle desfilaron por El Cerro a ofrecer ayuda para el triunfo de Tony Gali cuando, ellos y no otros, influyeron en la designación cupular de Enrique Agüera para la alcaldía. ¿Realidad o fantasía? ¿El barco se está hundiendo de nuevo?
Comprender que si eso ya ocurrió con López Zavala puede ocurrir con Agüera; se trata pues de una realidad latente, innegable. Sin embargo la fantasía, abunda García Márquez, sobrepasa la barrera de la realidad como ocurrió con la descendencia de la cola de cerdo de la familia Buendía en sus Cien años de soledad que creyéndolo imposible, él como escritor resultó, que en efecto en el mundo existen personas con ese problema. La fantasía superó la realidad.
Cuentan gentes cercanas a Agüera que las arengas del hoy candidato priista tenían vasto vigor expresivo: ¡Les voy a partir la madre! ¡Me la van a pelar! ¡Los voy a hacer polvo! (en plural se supone que incluye al gobernador) Su lógica matemática era que la superestructura de la BUAP sumada a la súper estructura del PRI estatal arrojaban por resultado su coronación como alcalde de Puebla. ¿Realidad o fantasía? ¿Su ánimo triunfalista seguirá siendo el mismo?
