Friday, 29 de March de 2024


Damián versus Marcelo




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Damián Hernández y Marcelo García Almaguer son dos nombres ligados íntimamente al futuro político de Enrique Agüera y Tony Gali. De ellos depende en gran medida la victoria y derrota de uno y otro candidato; sus aciertos y errores dan y quitan votos, posicionan y estatizan, solucionan y generan problemas. Suena cruel, pero Damián y Marcelo son héroes y villanos de poco reconocimiento y de tiempos efímeros.

Una es la batalla que libran a los ojos del mundo los candidatos de Mover a Puebla y Puebla Unida, y otra es la que escenifican nuestros personajes de hoy. Sus golpes, fintas, cabeceos, avances y retrocesos pasan casi desapercibidos, son pocos los que les prestan atención y se detienen a echarles una mirada, sin embargo el resultado estratégico de Agüera y Gali depende de ellos.

 

 

Las encuestadoras se encargan de valorar las campañas, de obsequiarles números a los candidatos, de decir quién va arriba y quién abajo; unas sostienen que Agüera es el puntero, otras que Gali, en fin, es su trabajo, se vale. Pero igual se puede evaluar el desempeño de Damián y Marcelo, aunque lo de ellos es más labor de percepción, de fijarse, de ver, de curiosear.

 

 

Los dos son gente talentosa, operadores natos, tejedores finos de aguja y gancho; la diferencia, es que Damián se fue a meter a los dominios de Marcelo, a un terreno desconocido por él, a la jungla política, cuando lo suyo era la estrategia y la operación universitaria. ¿Son cosas distintas? Es de suponerse que sí y sufre para adaptarse al medio.

 

 

Marcelo ha sacado ventaja de la ignorancia política de Damián, de su desconocimiento en las campañas. Es un abusivo en el sentido oficioso de la comunicación. Y se nota. Se nota en el despliegue publicitario, en la manera en que Gali lidera la agenda mediática, en el modelo de posicionamiento y de paso hasta en las relaciones públicas. Otro en lugar de Damián habría convertido el desliz de Gali en la Udla en una mina inagotable de riquezas y recursos.

 

 

Incluso el mismo Marcelo se habría encargado de montar la mejor y más extraordinaria obra de teatro para que la juventud poblana repudiara a Agüera si Agüera hubiese hecho lo que hizo Gali. La experiencia pues está marcando la diferencia en esta lucha desigual entre un Damián impetuoso, pero desconocedor del terreno que pisa, y un Marcelo oficioso y con más astucia que un zorro. Lo suyo resulta interesante, anecdótico, que gane el mejor.

 

 

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