Arrancarse a jirones la camisa a la hora de gritar que ¡no permitirá que nadie manche el apellido de su familia!, la verdad, es ridículo, absurdo. Si Enrique Enrique Agüera quisiera justificar su inmenso patrimonio (que debe ser superior a los 19.5 millones de pesos) con bravatas de tal magnitud nadie se la creería. Aquí lo que Tony debería hacer es explicar con ejemplos sencillos, de peras y manzanas, cuál fue su fórmula para elevar su riqueza cuatro tantos más en tan solo 30 meses.
Si Tony Gali está asustado por el reportaje que le obsequió Denise Maerker en Punto de Partida es de entenderse. Y si oculta su miedo también se entiende. Pero si fuese objetivo entendería que no es con arropamientos de políticos nacionales, de sus amigos, del gobernador o con discursos de ofendido como aclarará el entredicho. Necesita algo más; necesita contundencia, necesita transparencia, necesita arrastrar el lápiz en un pizarrón público. Eso necesita.
Y si Gali está asustado debemos deducir que los candidatos a diputados y a alcaldes de Puebla Unida de la capital y del primer perímetro de la ciudad tienen la boca amarga y el corazón en un hilo; no por otra cosa, sino porque saben que sus triunfos dependen en gran medida de lo que el candidato Tony les convide. Ahora entenderán por qué debieron ponerse el overol y empolvarse los zapatos desde el principio de la campaña. En fin.
Las grandes preguntas que debieron hacerse los morenovallistas después de que estalló la granada de fragmentación, incluyendo por supuesto al gobernador Rafael Moreno Valle, no hay pierde, irán por aquí: ¿El reportaje de Televisa se volverá un escándalo de dimensiones extraordinarias? ¿De qué tamaño? ¿Cuántos votos quitará a Gali? ¿Lo desplomará? ¿Permeará en el ánimo del votante? ¿Lo mandará al abismo? ¿Cuántas diputaciones podríamos perder si Gali se nos muere? ¿Cuántas presidencias conurbadas? ¡¡¡¡Q u i e r o n ú m e r o s!!!!, debió gritar aquel.
Lo que es la vida de generosa. O lo que es el miedo. O la suerte. No lo sé. Pero institucionalidad y decencia no creo que lo sea. Gali trastabillante por una granada que lo puede llevar al abismo, rogando a Dios que Agüera no lo empuje, y Agüera y el PRI con decencias sublimes y caballerosidades que rayan en la tontera respetando la desventura de su adversario político. Ya veremos si Gali se porta tan considerado en caso de que a Agüera le explote una granada como la suya.
