Para los pocos votantes no será novedoso porque puede que lo sepan, supongo. Sin embargo, para la gran mayoría será todo un acontecimiento atestiguar semejante fenómeno repetitivo del que no estará exento, supongo, quien piense que todo se deba a un error humano, error que se verán obligados a corregir marcando con una terrible equis las veces que sean necesarias para dejar en claro a quién le están dando su voto, supongo.
Nunca se ha visto que un candidato tenga tantos chances de ser votado como ocurrirá con los candidatos de la coalición “Puebla Unida”, del PSI y de Movimiento Ciudadano que en conjunto comparten varias candidaturas comunes. Por tanto, si existieran confusiones, supongo, la gran mayoría serán en beneficio de sus candidatos. Es de suponerse, insisto, que la insignificancia esté elocuentemente considerada.
Y bien, en ese hervidero de suposiciones es de imaginarse que los funcionarios de casilla sabrán perfectamente bajo qué modalidades un voto será válido, cómo tendrán que contabilizarlo y cuándo tendrán que anularlo. Y que los representantes de los partidos estén sabidos también cómo defender sus votos y a sus representados.
Contar los votos de una casilla siempre ha tenido su grado de complejidad por muy fácil que parezca, tan es así que en algunas ocasiones han contrastado los números de las actas de escrutinio y cómputo con los sufragios contenidos en las urnas. Y ha ocurrido que pueden ser más o menos dependiendo de qué lado se encuentren los mañosos, mafiosos, malosos o los ignorantes (adrede) de las matemáticas básicas.
Repitamos el brete. El elector con aires democráticos irá y votará el 7 de julio por el candidato que mejor le plazca. No faltará, supóngalo, que viendo repetido el nombre del candidato de sus simpatías lo cruce las veces que aparezca. Una, dos y tres veces. ¿Qué garantías existen de que el funcionario de casilla contabilizará una sola vez ese voto o se lo incluirá dos o tres veces a un candidato? Ninguna porque todavía son pocos los que lo saben.
En los últimos días he platicado con al menos tres candidatos a presidentes municipales que ignoraban las veces que su nombre o el de su oponente aparecerá en la boleta; y para los tres (de veras que es el colmo), les fue novedoso e incluso preocupante. Yo me pregunto, ¿si ellos que deberían ser los principales conocedores de la multiplicación de nombres en la boleta lo ignoran, qué se puede esperar de nosotros los ciudadanos, de los funcionarios de casilla, y de los representantes de los partidos políticos? Nada, porque el detalle a casi 20 días de la elección no queda claro.
