Thursday, 25 de April de 2024


De vuelta a la realidad




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Con la llegada de las elecciones de este año los problemas sociales poca importancia merecieron a la prensa en general.

Los secuestros, inseguridad, desempleo, pobreza, hambre, carestía, opacidad institucional, abuso de poder y otros más fueron noticia de segunda jerarquía por prevalecer el discurso y las ofensas que intercambiaron entre sí los candidatos a alcaldes y diputados.

 

 

La información, como podemos ver, igual que la moda también tuvo su temporada Primavera-Verano. Los colores predominantes de los rotativos y redacciones electrónicas fueron el rojo del PRI, el azul del PAN, el amarillo del PRD y el naranja de Movimiento Ciudadano.

 

 

Hubo empresas informativas que privilegiaron el rojo sobre los demás colores y otras que optaron por los demás colores sobre el rojo. Es natural. Su corazoncito les latió y se fundieron en un beso. Eligieron la tonalidad que creyeron les sentaba mejor; y como consecuencia, se hincharon de alegría o de tristeza cuando se vieron en el espejo de los resultados.

 

 

El comportamiento humano sigue siendo un misterio para los psicólogos. ¿Por qué se alegran o se entristecen las empresas informativas poblanas con el color que visten y los desenlaces electorales? Un psicólogo tal vez no lo sepa pero un economista empírico de mediano pelo o un politólogo de mesa de café si lo puede entender. Son cosas de finanzas y de tendencias en moda, incluso de fobias.

 

 

Retomemos el tema inicial. Podemos distraernos con las campañas políticas y la bazofia discursiva de los candidatos, ser tragados un tiempo por ella, pero no escapar de la realidad social que nos atañe. La arbitrariedad de las autoridades, su ineptitud, su corrupción, la inseguridad, desempleo, el dinero que no alcanza y la educación de los hijos seguirán punzando en nuestras vidas aunque en los últimos meses no hayan sido noticia de ocho columnas.

 

 

Cuánta razón tienen los expertos en moda cuando dicen que la moda es pasajera. Y eso incluye por supuesto que a la información. Las campañas ya pasaron, sus colores y estilos también, la reconciliación y la sutura de las heridas es quehacer de los partidos y de las autoridades electorales y gubernamentales, el ciudadano regresa a su triste realidad y con ella a los problemas de siempre y a los encabezados cotidianos del asesinado, del secuestrado, del ladrón, del corrupto, del prepotente, del arbitrario.

 

 

A partir de aquí, y de ahora, comprenderemos dos cosas: Primero, que la vida no será mejor después de haber atestiguado la retórica de los candidatos y de los partidos, si esa fuera la solución exigiríamos campañas cada ocho días y los políticos serían unos héroes. Y segundo, que la mayoría de las promesas de los candidatos se las llevará el viento como suele llevárselas por costumbre; desde que tengo memoria todos han ofrecido mejorar nuestras condiciones de vida a partir del empleo, educación, salud y seguridad y ninguno lo ha cumplido. ¿Usted cree que ahora sí?

 

 

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