El candidato natural del PRI para disputar la alcaldía de Puebla, por decirlo así, tendría que ser estrictamente cualquiera de los Enriques (Doger o Agüera); y el del PAN, Antonio Gali Fayad o en su defecto Jorge Aguilar Chedraui, pero por cuestiones ajenas a los números, al razonamiento y a la lógica incluso podría no ser ninguno de ellos. ¿Es el colmo? No. Es política.
Así se estilan las cosas en lo que algunos llaman arte, otros técnica y los hipocondriacos ciencia. La política mueve el destino de los políticos como lo hacen los hilos con la dinámica de un títere; ser el mejor no siempre conduce a la victoria; un político suele tener auras o halos o suertes que sólo los privilegiados y superdotados pueden ver.
¿Qué vieron en Rafael Moreno Valle sus generales y soldados que les hizo pensar que podía triunfar en 2010? Ellos podrían platicarlo a detalle. ¿Qué vieron los incondicionales de Enrique Peña Nieto en su aura que les aseguró que ganaría? Sería bueno que lo contaran. Ahora bien. ¿Qué ven las organizaciones que se han pronunciado a favor de Pepe Chedraui en Pepe Chedraui que les hace creer que será el candidato del PRI? Habrá que preguntarles.
Pepe, como se sabe, dista muchas leguas de ser el mejor aspirante del PRI. Sin embargo, como también se sabe, lo unen lazos amistosos y de afecto con el Presidente de la República. Eso, me atrevo a pensar, es lo que ven o lo que quieren ver quienes se han pronunciado por él; y si a todo ese enjambre de suposiciones se le agregan las versiones anticipadas de que será impuesto desde hasta arriba, el margen de error raya lo mínimo.
Sin ser el más sobresaliente me parece que Pepe puede competir y triunfar; la coyuntura política nacional le favorece; lo dije el lunes pasado, si Peña Nieto exige la capital poblana a nuestro gobernador, éste no tendrá más opción que entregarla, sus vínculos con Elba Esther Gordillo son ya un grillete, una soga al cuello.
Tony Gali tendría, igual que los Enriques, que ser el candidato del PAN con o sin alianza por ser puntero y por ser el más apto, pero la política juguetona como es, impredecible, podría llevar a ese puesto a una de las criaturas del Yunque. Excusas sobran. Subir a Pepe y bajar a Tony de la justa electoral sería un mensaje no claro, clarísimo del desenlace priista del 7 de julio. En política, la justicia y la lógica son cosa de risa.
