Friday, 19 de April de 2024


Si con el peor creen ganar, es porque algo traen entre manos




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Tienen razón los que ven con ojos de incredulidad lo que está pasando en el PRI a propósito de la candidatura a la presidencia municipal de Puebla. Ir con la carta más fuerte o más débil a una elección local como la nuestra tiene de fondo lecturas que no deberían cambiar ni con las declaraciones de encumbrados dirigentes ni porque nos quieran dar atole con el dedo. ¿Me doy a entender?

La única explicación que yo encuentro a quién resulte candidato, si los Enriques no lo fueran, sería la complicidad que pudieran tener con el gobernador Rafael Moreno Valle, explicación delictiva y/o pecadora que siendo objetivos tampoco se justifica mandando al peor de la baraja, en este caso al señor Chedraui.

 

 

Argumentar que los Enriques (Agüera y Doger) no pueden ser porque son amigazos del gobernador es ridículo, absurdo. Aquí, como dijera aquella folclórica sentencia mexicana, hay gato encerrado. Habrá qué descubrir de qué tamaño es el gato, y si es doméstico o salvaje. Tan fácil que sería competir con cualquiera de los Enriques y luego someterlos a la voluntad presidencial. ¿Cierto? ¿Tendría cualquiera de ellos la opción de contravenir la orden de ver como enemigo al gobernador? No lo creo.

 

 

Aquí la gran tarea no es atinar cuál sería la pretensión del gobierno federal y del PRI si Chedraui fuese calzado en la candidatura sino qué ocultan con ella, qué hay detrás. ¿Una negociación anticipada? ¿Un sacrificio? ¿Una prebenda nacional con el PAN hoy que está tan de moda el Pacto por México? ¿O simplemente cumplir con el trámite de la elección del 7 de julio para que Enrique Peña Nieto y Moreno Valle se repartan el botín del Congreso y las ciudades más importantes del estado?

 

 

El mensaje Chedraui es un mensaje cifrado. Su letra es cuneiforme o aramea. Es un mensaje que tiene de fondo cualquier cantidad de dudas y sospechas. Su confirmación, en caso de darse, será una lectura importante para Puebla capital pero también para el resto del estado, incluso del país. No faltará quién festine su victoria anticipada desde las columnas periodísticas razonando únicamente su amistad con el presidente. Razonamiento débil y frágil.

 

 

¿Y si se equivocan? ¿Y si Chedraui se convierte con el devenir de los días en sólo una ofrenda de sacrificio? No sería descabellado pensarlo así. Son muchos los políticos sacrificados por sus partidos en honor a nuestra dudosa democracia durante las elecciones y Chedraui no tendría por qué ser la excepción.

 

 

O, por el contrario, de qué tamaño es la confianza de la Presidencia de la República en ganar la capital poblana como para creer que con el peor de todos puede lograrlo. ¿Verdad que también resulta sospechoso? Sea por una cosa u otra yo dudo que la competencia por la ciudad de Puebla sea una lucha honorable y cabal. Con el nacimiento de Chedraui nacerá la sospecha.

 

 

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