Thursday, 18 de April de 2024


Marín sufrió su calvario con Lydia Cacho, Moreno Valle lo sufrirá con Elba Esther




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El punto débil de la alianza Puebla Unida es la maestra Elba Esther Gordillo. Lo saben el PAN, el PRD, los partidos que la conforman, y por supuesto que el PRI. Y como una cosa arrastra a la otra, tendría que saberlo también el propio gobernador Rafael Moreno Valle, quien difícilmente podrá desamarrarse del nudo que lo ata al pie de la lideresa en desgracia.

Se sabe que el PAN y el PRD nada tienen que ver con ella. Y es cierto. Sin embargo, ése no es el punto, el punto es que el principal impulsor de la alianza tiene vínculos demasiado estrechos con Elba Esther y eso es formidable para el PRI porque entiende que puede maniobrar el citado vínculo elbista a su pleno antojo e interés.

 

 

La historia es tan repetitiva como las historias de terror de Edgar Allan Poe. A Mario Marín le ocurrió lo mismo en febrero de 2006 con Lydia Cacho. Nada fue igual después del escándalo. La suya fue una pesadilla. Una tortura. No hubo elección donde el PAN no hiciera de Marín y de Kamel Nacif lo que le vino en gana con tal de ganar. El vínculo de Marín con Kamel fue avivado cada vez que se necesitó. La política es así.

 

 

Hace días leí en una columna periodística que según estudios ordenados por Moreno Valle, el porcentaje que lo asocia con Elba Esther es ínfimo, demasiado pequeño, de reírse, pues, y que eso favorece a su causa porque quienes únicamente saben de su complicidad y madrinazgo son la prensa y el círculo dorado local y nacional, como si eso fuera tan poca cosa.

 

 

Gran consuelo de tontos tener un estudio como ése cuando sabemos que no sirve de nada por la sencilla razón de que quienes no deberían saberlo desafortunadamente lo saben. Con que lo sepa Dios, aunque lo desconozca el mundo, cita la sentencia bíblica. Es natural entender que si el CEN del PRI, Gobernación federal y el propio Enrique Peña Nieto no han asociado a uno con otro es porque todavía no es conveniente y porque la fiesta no ha iniciado.

 

 

Cuando sea el momento, el PRI y el gobierno de la República, júrelo que editarán, si lo requieren, la versión de Elba Esther con Moreno Valle, igual que lo hicieron los gobiernos panistas con Marín y Kamel Nacif en sus tiempos, porque es sabido que en la guerra como en el amor, todo se vale. Ése es el punto débil de Puebla Unida y del gobernador, dirían los griegos y los de a la vuelta, su “talón de Aquiles”.

 

 

Existen guerras que se ganan sin necesidad de luchar. Los estadistas de la guerra, Sun Tzu, Aníbal, Napoleón, Atila, Gengis Kan, etcétera, afirmaban en sus tratados bélicos que todo depende del tamaño de las fortalezas y debilidades del oponente. Es menester de los lectores hiperactivos y de los partidos políticos detenerse a pensar, primero, para qué tanto puede dar la complicidad de Elba Esther con Moreno Valle en esta elección; segundo, si esa complicidad alcanza para ganar sin guerrear; y tercero, en qué medida puede compararse el (todavía) secreto escondido del gobernador con lo que representó para Marín sufrir el calvario de Lydia Cacho, sobre todo en tiempos electorales.

 

 

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