Thursday, 18 de April de 2024

Viernes, 17 Abril 2015 01:30

Sequía de encuestas electorales, cortesía del INE




Written by  Jose Zenteno

Vivimos una carencia de información que da pena. Las compañías encuestadoras simplemente no presentamos a la opinión pública las tendencias de las elecciones a diputado federal como consecuencia de la nueva regulación del INE y también por las características de la competencia en estas elecciones.


A lo más, nos desayunamos de vez en cuando con algunos datos de estimaciones nacionales que de nada sirven para conocer cómo va la elección en los distritos de cada estado de la República. Las tendencias nacionales dan cuenta de cuál partido va al frente y cuál va creciendo o cayendo en las preferencias agregadas, pero esos datos sólo permiten estimar como estará integrada la Cámara de Diputados con un margen de error bastante amplio.

 

La nueva regulación del INE nos obliga a entregar el cuestionario y la base de datos de cada encuesta publicada, archivos que son puestos a disposición del público para que cualquiera los pueda consultar y aprovechar la información que contienen. Esto significa que la competencia de mis clientes podría utilizar la información -por la que no pagaron- para ayudarse en sus campañas. Quien tiene una base de datos de una encuesta y el cuestionario para decodificarla, tiene una herramienta de gran valor estratégico. La alternativa sería solo poner a disposición de la autoridad los campos de las preguntas relacionadas con la preferencia electoral, lo que significaría ofrecer un cuestionario y una base de datos "rasurados".

 

Otro requisito que impone el INE es presentar una descripción de la metodología utilizada para estimar los votantes probables. Esto interesa mucho desde el punto de vista técnico, ya que en todas las encuestas electorales hay una porcentaje de entrevistados que no manifiesta una preferencia en la pregunta electoral, y otra parte que aunque si manifiesta una preferencia en realidad no irá a votar el día de la elección. Esto nos ha llevado a buscar mecanismos para identificar a los informantes de nuestras encuestas con mayor probabilidad de ir a votar el día de la elección, y una vez identificados podemos estimar la distribución de preferencias. Este requisito se traduce en compartir conocimiento con la autoridad electoral y con el público, conocimiento obtenido a lo largo de los años y por el que las compañías encuestadoras cobramos y valemos en el mercado.

 

Por otra parte, ésta es la elección más difícil y riesgosa de estimar de todas las que hay. Las elecciones federales intermedias son la joya de la corona en cuanto a ausentismo de electores el día de la jornada. No hay otra elección que despierte menos entusiasmo que ésta. Ya lo he comentado en otras entregas, la gente simplemente no tiene interés de salir a votar sólo por diputados federales, eso se refleja en nuestras encuestas, ya que la proporción de no respuesta a la pregunta electoral suele oscilar entre el 62 y el 75 por ciento de los entrevistados, dependiendo del distrito donde encuestemos. Esto nos deja con una base estadística muy reducida y volátil para evaluar las preferencias.

 

Le pongo un ejemplo. Supongamos que el distrito electoral federal 17 del estado de Puebla tiene una lista nominal de 300 mil electores y levantamos una encuesta de 1200 entrevistas. Nos respondió a la pregunta electoral un 25 por ciento de los entrevistados, equivalentes a 300 informantes. La intención de voto expresada por los encuestados muestra una ligera ventaja de 2 puntos porcentuales a favor del PRI sobre el PAN, digamos que obtuvieron 9 y 7 por ciento de las preferencias de lo que llamamos "intención bruta de voto". Si eliminamos la no respuesta, es decir, quitamos de la estimación las 900 entrevistas en las que los informantes no nos dijeron por qué partido votarían, entonces los 9 puntos del PRI se convierten en 36 por ciento y los 7 del PAN en 28 por ciento de la preferencia efectiva. La ventaja del PRI sobre el PAN se convertiría en 8 puntos en la "intención efectiva de voto". Cualquiera diría que es una ventaja definitiva pero en realidad no lo es, al menos no desde el punto de vista técnico.

 

Una muestra de 1200 entrevistas tiene un margen de error teórico de ± 3.0 por ciento. Aplicado el margen de error a nuestro ejemplo, el PRI podría estar perdiendo la elección por 4 puntos y no ganando por 2 o incluso podría estar ganando por 8. Suponiendo que en la intención bruta de voto la diferencia realmente favorecía al PAN por 1 punto y en la elección participa el 29 por ciento de la lista nominal, la votación terminaría con 31 por ciento de la votación efectiva para el PRI y 34.5 por ciento para el PAN, una "equivocación" de 11 puntos en la estimación que en realidad no era una equivocación. De ahí que una interpretación sensata sería declarar empate técnico y no publicar la encuesta para evitar el riesgo de sucumbir víctimas del margen de error.

 

Lo anterior es el análisis técnico, ahora veamos el político. Una diferencia de 2 puntos en la intención bruta de voto equivale a 6 mil votos en un distrito con 300 mil electores. En una elección donde participan operadores políticos de experiencia en casi todos los partidos, es relativamente fácil revertir esa diferencia, sobre todo si se cuenta con los instrumentos jurídicos y económicos del gobierno. Otra razón para no publicar una encuesta con márgenes tan estrechos.

 

Usted recordará que MAS DATA publicó un "tracking electoral" durante las campañas por la presidencia municipal de Puebla en el año 2013. En ese ejercicio demoscópico evitamos publicar la preferencia efectiva sino hasta la última semana previa a la elección. Cuando finalmente publicamos la estimación efectiva de voto, lo hicimos habiendo duplicado el tamaño de la muestra, a pesar de que para ese momento la proporción de respuesta a la pregunta electoral rondaba el 50 por ciento de las entrevistas, casi el doble de lo que hoy estamos obteniendo en las encuestas distritales.

 

En fin, todo esto ha servido para explicarle a usted y a nuestros clientes, los motivos por los cuales somos renuentes a publicar estimaciones electorales en estas elecciones de 2015. Es probable que en las próximas semanas encontremos condiciones favorables para hacer públicos algunos datos, sin embargo no lo puedo asegurar.

 

Por el momento y para no perder el interés en esta columna, les puedo adelantar que pronto les compartiré los resultados de una encuesta en la que evaluamos escenarios rumbo a las elecciones presidenciales del 2018. Medimos las preferencias si los candidatos fuesen Rafael Moreno Valle por el PAN, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray por el PRI, y Andrés Manuel López Obrador por Morena. Hay resultados interesantes que se relacionan con lo que hoy ocurre. Hasta la próxima.

 

 

 

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