La organización Dale la Cara al Atoyac aseguró que el sector Salud ha desembolsado en un año 50 mil millones de pesos por enfermedades gastrointestinales provocas por la contaminación del agua, ya que al menos 300 empresas clandestinas desechan residuos en el río Atoyac.

De acuerdo con un análisis químico del río Atoyac, realizado por la organización Dale la Cara al Atoyac con colaboración con la UPAEP, los efectos de los contaminantes por metales pesados en el río Atoyac que son arrojadas por las empresas, y que dejan pasar las plantas tratadoras de Agua de Puebla, así como las alteraciones de temperatura y PH, generan bacterias, microorganismos y parásitos, los cuales transmiten enfermedades gastrointestinales.

De los cuales, el principal microorganismo que se encuentra en las aguas de la cuenca del río es la ‘daphnia’, conocida como pulga de agua, la cual transmite varias enfermedades gastrointestinales en la ciudadanía, y la muerte de especies de fauna y flora presentes en el agua del río y sus afluentes.

Esto sucede porque el ganado y las aves beben agua directamente del río y luego entran en contacto con las personas o son parte de su dieta, o por consumir productos regados con aguas contaminadas; también los insectos trasmiten enfermedades a través de picaduras a las personas.

De acuerdo con la Secretaría de Salud del estado de Puebla, las enfermedades asociadas con el río Atoyac, el cual atraviesa por municipios de Tlaxcala y Puebla, por lo que sus aguas representan un problema de salud para la población entre ellas el cólera, fiebre tifoidea, arcariasis, amebiasis, hepatitis A, Esquistosomiasis, Legionelosis y Paludismo.

Según estudios presentados por académicos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, el sector salud se está gastando 50 mil millones de pesos anuales para atender a los habitantes de la cuenca alta del Balsas, y en particular del tramo de la Declaratoria Atoyac-Xochiac, o Hueyapan, y sus afluentes, que presentan enfermedades relacionadas con la contaminación y con esta alianza perversa de bacterias y microorganismos que están dañando gravemente la salud de los ciudadanos.

Desde 2006, el Tribunal Latinoamericano del Agua reconoció las implicaciones que la grave contaminación de este cuerpo de agua tiene sobre la salud de los habitantes de esta zona, por lo que en su veredicto final reconoció la gravedad de los efectos socioambientales derivados de las descargas industriales y los drenajes municipales, que violan la legislación mexicana, como la NOM-001-SEMARNAT-1996.