En todo nuevo trabajo existen unas cuantas semanas para ajustarse y agarrarle la onda a lo que se espera de ti. Pero cuando el puesto y el trabajo al que se te asigna es totalmente nuevo y nunca lo has hecho, pues digamos que tanto tú como tus compañeros de trabajo van aprendiendo bajo la marcha.

Digamos que este es el caso para muchos de los nuevos funcionarios públicos, ya que lo que se espera de ellos no es seguir haciendo lo que se había estado haciendo, sino ajustarse a la cuarta transformación, a una nueva forma de hacer y ser gobierno; la cual no está totalmente definida sino en muchos casos la van descubriendo bajo la marcha.

Si a esto le agregamos que algunos de los nuevos miembros del servicio público no tienen mucha experiencia o experiencia reciente a nivel federal; pues la curva de aprendizaje se vuelve más y más larga.

Al parecer, gran parte de la gente con experiencia de este país está bajo sospecha por corrupción, por coadyuvar con la mafia del poder, o por formar parte de partidos o grupos antagónicos al presidente López Obrador. Toda la experiencia acumulada en los últimos 6, 12, 18 o más años ha sido desechada.

Hemos sigo testigos de nombramientos con deficientes perfiles técnicos, la prioridad ha sido el perfil político, la lealtad. Tal es el caso en el sector energético con nombramientos como el del director de PEMEX, la secretaria de energía, o el propio director de la CFE. Otros casos que fueron polémicos en medios fueron los de Conacyt y la Biblioteca Vasconcelos. Pero, eso es lo que hemos sabido hasta ahorita.

Un ejemplo clarísimo de estos errores de primerizos fue el tema de la compra de pipas: en donde tres secretarios de estado viajaron al extranjero a comprar más pipas para la distribución de gasolina y, no sólo las pipas fueron compradas por adjudicación directa, sino que no cumplían con las especificaciones técnicas.

En este mismo sentido, las personas propuestas para llenar las vacantes en la CRE fueron balconeadas en redes sociales por su bajo perfil técnico y la carencia de conocimientos en la materia.

Para muchos de sus críticos, la ineptitud puede causar más daño que la corrupción o la ineptitud es corrupción. O sea, el dinero que se pierde durante esta curva de aprendizaje puede ser tanto o más que lo que se pierde por corrupción.

Ahora ¿cuánta tolerancia debemos tener? ¿Cuánto tiempo es razonable? De acuerdo con el propio López Obrador, serán tres años para que él se sienta listo de ser sometido a juicio a través de la revocación de mandato. Digamos que él y su equipo tienen tres años para ajustarse, trabajar y empezar a dar resultados.