Miercoles, 24 de Abril del 2024
Miércoles, 17 Abril 2019 03:02

Urgente invertir en la preservación del patrimonio cultural

Urgente invertir en la preservación del patrimonio cultural Escrito Por :   Mario Riestra Piña

Corría la década de los 70. Jesús Reyes Heroles visitaba Puebla en calidad de secretario de Gobernación Federal. Como era habitual, Reyes Heroles aprovechó su visita a tierras poblanas para visitar uno de sus ‘lugares sagrados’: la Biblioteca Palafoxiana.


 

El segundo hombre más poderoso de México estaba alarmado. La causa de su preocupación no tenía nada que ver con contingencia política alguna, propia de su encargo. Por el contrario, el motivo de su desvelo era la vulnerabilidad en la que se encontraba la Palafoxiana.

 

“Hay cables por todas partes, todo está en pésimas condiciones, se puede incendiar en cualquier momento.”

 

Así fue como Reyes Heroles relataría el estado de la biblioteca a sus hijos, de regreso en casa. Dicho pasaje forma parte del libro biográfico que escribiría, 30 años después de su muerte, su hijo Federico Reyes Heroles. La anécdota prosigue:

 

“Al día siguiente, comenzaron las llamadas, prioridad número uno: la Palafoxiana. Logró influir en su rescate. Su amor por los libros no tenía límite.”

 

Este relato sobre la Biblioteca Palafoxiana nos ratifica la vulnerabilidad del más importante acervo documental del continente americano. De la misma manera, el devastador incendio de Notre Dame en París, así como el previo fuego que consumió, en septiembre pasado, el Museo Nacional de Brasil, nos recuerdan cuan frágil es el patrimonio de la humanidad. En cuestión de horas, en París se perdió, de manera parcial, la máxima representación del gótico en una construcción eclesiástica, con más de 850 años de antigüedad. Notre Dame había sobrevivido dos guerras mundiales, pero no pudo hacer nada ante la voracidad del fuego.

 

En el caso del Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, la humanidad perdió, para siempre, más de 20 millones de objetos que incluían fósiles, los restos de una de las primeras pobladoras de América (Luzia, con 12 mil años de antigüedad), una colección egipcia que tenía momias, así como una importante colección indígena del amazonas y una gran biblioteca de antropología.

 

El patrimonio arquitectónico, artístico y documental de Puebla, a lo largo de los siglos, ha resistido sismos, gestas militares e incendios. Después de tanto tiempo, es sorprendente que se conservaran tantas maravillas. Pensemos tan sólo en el incendio que sufrió el Teatro Guerrero, el pasaje del Ayuntamiento y parte del Palacio Municipal, la víspera de año nuevo de 1909.

 

            En aquella ocasión, gracias al entonces secretario de Ayuntamiento, Enrique Gómez Haro, el Archivo Histórico Municipal se salvó. Cuentan las crónicas de la época, que don Enrique tuvo que lanzar los volúmenes del siglo XVI por el balcón para evitar que fueran consumidos por las llamas. Varios de ellos sufrieron algunas quemaduras en sus lomos y forros de pergamino. De no haber sido por su valentía, habría sido imposible que, hace un par de años, la Unesco reconociera dicho acervo documental del Municipio de Puebla con la denominación de Memoria del Mundo.

 

            Esta semana, nuestra ciudad de Puebla conmemoró el 488 aniversario de su fundación. La denominación de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgada por la Unesco, conlleva la gran responsabilidad de garantizar su preservación. Si bien se ha avanzado gradualmente, resulta indispensable reconocer que se requiere destinar mayores recursos para su preservación. Tenemos la responsabilidad de cuidar el patrimonio que nos fue heredado por las generaciones previas y entregarlo en las mejores condiciones a las generaciones futuras.

 

comments powered by Disqus