El Partido Acción Nacional y aliados habían confirmado su triunfo electoral en diciembre pasado.
Pero este lunes lo perdieron todo.
La mala decisión de algunos cuantos panistas de apoyar a Jesús Rodríguez Almeida les costó la gubernatura por la que tanto pelearon y la continuidad cómoda de ser gobierno.
De todos aquellos que durante mucho tiempo fueron parte del círculo cercano a Rafael Moreno Valle, ninguno aprendió el oficio calculador indispensable para sobrevivir en política.
Tenían más opciones que Rodríguez Almeida o Gerardo Islas, pero se empeñaron en lo improbable.
Ahí tenían a Humberto Aguilar Coronado, Eduardo Rivera Pérez, Denisse Ortiz, incluso Augusta Díaz de Rivera, entre otros.
La mayoría de ellos con una trayectoria y una base que los respaldara hasta el final.
La terquedad era el enemigo a vencer y no lo lograron.
Bien dicen que la improvisación no siempre es un aliado.
Sus diputados locales lo demostraron con creces.
Antepusieron el morenovallismo antes que el panismo y eso terminó por acabarlos.
Han dejado el camino libre a todos aquellos que siempre quisieron ver de cerca el fin de la era morenovallista y ahora estarán en primera fila en el gabinete interino.