Uno de los diputados federales poblanos que más desgasta suela al recorrer el estado es Alejandro Carvajal Hidalgo. Acelera siempre el paso, pero sin amarrar los zapatos, va relajado. Visita buena parte de la entidad enarbolando un sinfín de causas sociales, pero su interés y poder político con las causas es mínimo.

Se reúne con cuantos grupos puede. Junta firmas en la capital para la revocación de la concesión del agua, aunque no sirva de nada; visita a activistas de la Sierra Nororiental y Sierra Negra que se oponen a proyectos extractivos, escucha a los transportistas que piden aumento de tarifa, le dice que sí a los taxistas que piden quitar privilegios al servicio ejecutivo y también dice que sí a los vecinos de colonias de la capital que piden mayor seguridad.

A todos los que visita les dice que sí. No niega nada. Pero tampoco dice cuándo.

De hecho, en su papel de activista social en la lucha por al defensa del agua se hace acompañar por el impresentable Alejandro del Castillo Saavedra, mejor conocido en el movimiento social como ‘El Lechuzo’. Este personaje se quemó totalmente durante los hechos de Chalchihuapan, al punto de que hoy no puede poner un pie en esta localidad. Y ahora está junto con Carvajal, quien inocentemente no lo ha apartado de su lado.

Pareciera que el legislador federal desconoce que para que una verdadera lucha social tenga éxito se deben complementar tres ingredientes: movilización social, estrategia jurídica y presión política. Carvajal debería de tener los tres elementos, al ser abogado, exactivista social y actor político. Sin embargo, siempre se queda en el papel de actor social, protestar por todo y decir que sí a todo.

Prueba de esto se refleja en su actividad legislativa en el Congreso de la Unión, desde que tomó protesta como diputado federal, en agosto de 2018, ha presentado siete iniciativas, de las cuales retiró una y seis están pendientes. Las pendientes, todas, tienen que ver con la Ley del Seguro Social y del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores. En realidad, ese es su tema, el que ha llevado desde que se inició como abogado, la defensa de la vivienda.

Después de ejercer como abogado defensor de la vivienda, por herencia llegó a ser líder del Barzón en Puebla. Ahí se estacionó por unos años e hizo trabajo en la región agrícola de Tecamachalco, principalmente.

En 2015 se adhirió a Morena, calculó la oleada que se daría con Andrés Manuel López Obrador y se hizo militante. No dejó el puesto hasta la campaña federal de 2018 en la que consiguió la diputación federal, para no perder poder en el Barzón dejó a su inseparable brazo derecho, Gerardo López, quien ahora es el líder campesino.

De esta manera se resume la carrera política de Alejandro Carvajal Hidalgo, quien ahora se empeña en ser candidato a la presidencia municipal de Puebla en 2021, bajo el argumento de que en su Distrito Electoral, el 6, fue en el que el actual gobernador, Miguel Barbosa Huerta, obtuvo más votos de la capital. Aunque de cualquier manera perdió contra Enrique Cárdenas Jiménez por dos mil sufragios.

El esmero de Carvajal en el Distrito 6 se ha visto ensombrecido por otro personaje que ahora también disfrazado de luchador social recorre las calles y hasta se pone a trapear para que la población lo conozca, Marcelo García Almaguer, quien sin duda también tiene aspiraciones para la próxima elección.

El tiempo decidirá qué pasará con Carvajal y sus luchas sociales infructuosas, que por un lado animan a la gente que visita, pero por otro sabe que trabaja por un proyecto personal.