De lo demás ya sabíamos qué iba a pasar.
El mismo Armenta lo sabía, no es la primera vez en su carrera política que se le adelantan.
Era competitivo, pero no el favorito.
Morena jamás concedería la idea de que desde 2018 se habían equivocado de candidato.
Las circunstancias políticas, económicas y de alianzas les favorecen hasta para incluso prescindir de ciertos cuadros.
¿Alguien creyó que la encuesta era lo que definiría al candidato?
Barbosa ya de antes lo tenía todo, sólo hacía falta la justificación.
Una vez dado esto, los procesos internos de los partidos han concluido.
Los proyectos están definidos y el rumbo electoral muy posiblemente también.
Ante esto, los electores debemos tener claras ciertas cosas.
La fortaleza de Luis Miguel Barbosa no es él, sino Morena y lo sabe.
La fortaleza de Alberto Jiménez Merino no es él, sino el PRI y lo sabe.
Y la fortaleza de Enrique Cárdenas ni es él, ni sus partidos y también lo sabe.
Pero como al inicio lo dije: en política no hay sorpresas ni sorprendidos y esta elección no será la excepción.