Paradójicamente mientras “más se avanza” en un proceso de politización entre la sociedad que supuestamente dispone de más información, está visto que más retrocedemos.
Esta aseveración la confirmamos con el abstencionismo que se registró de más o menos el 68 por ciento de los votantes. La participación confirmada apenas alcanzó el 32 por ciento.
La pregunta es obligada, ¿por qué la gente se abstuvo de acudir a ejercer su derecho al voto para decidir a su gobernador?
Unos analistas dicen que por el exceso de un triunfo anunciado y cantado hasta el cansancio.
Los menos por temor a que se desencadenaran actos de violencia que han costado a Puebla desestabilización y desprestigio.
Lo cierto es que más bien se interpreta el fenómeno como una expresión de abulia que se ha apoderado de los poblanos que han mostrado una gran participación para expresarse por medio de redes, en la mayoría de los casos.
Los resultados de la jornada obligan a dividir las opiniones. Mientras unos siguen la celebración, otros lamentan que el candidato Enrique Cárdenas sólo haya concretado su triunfo en la zona metropolitana. Se le reconoce como un respetable abanderado del PAN sobre todo. Y se generaliza la opinión de que como candidato a la alcaldía de la capital del estado, podría rescatar la capital para el nuevo PAN que ya entendió que debe jugar con otras cartas.
Por esto mismo, al candidato triunfador se le sugiere que ponga énfasis en el manejo de la capital del estado, en donde Morena ha quedado a deber y ha conseguido un retroceso de la esplendorosa ciudad que anteriores administraciones pusieron en el destino y planes de paseantes y congresistas.