De acuerdo con los datos que maneja la propia banca, en total en México 20 millones de personas compran y pagan servicios cada día con el dinero de plástico altamente recomendado.
9 millones manejan una tarjeta de crédito y 11 millones una tarjeta de débito, en las que sus empleadores les pagan a través de un depósito electrónico y en muchas familias a hijos y esposas igualmente se les depositan recursos por medio de transferencias.
La misma fuente informativa de la Asociación de Bancos de México revela que el día en el que se realiza el mayor número de operaciones con las tarjetas es precisamente el sábado. Se estima que en total se producen 10 millones de movimientos de pago y retiro de efectivo.
Con estos datos, se confirma que el impacto de la caída del sistema el sábado pasado afectó a 10 millones de tarjetahabientes que dejaron de mover unos 17 mil millones de pesos dentro de la economía, a la cual semiparalizaron.
Desde luego que el total de esas operaciones se transfirió para el domingo y los primeros días de esta semana, después de un daño y hasta desprestigio entre algunos sectores dueños de un plástico.
En los restaurantes por anticipado se tuvo que notificar del problema a los comensales, puntualizándoles que sólo se recibían pagos en efectivo. Hábito que ya no es frecuente, sobre todo cuando se consume en restaurantes caros o de lujo –como usted quiera clasificarlos-.
Lo interesante del caso es saber ahora sí la autoridad hacendaria obligará a resarcir daños a la empresa Prosa, proveedora del servicio electrónico a la totalidad de los bancos, la cual no tuvo un plan “B” para hacer frente a una crisis.