Sábado, 20 de Abril del 2024
Martes, 04 Febrero 2020 01:11

PORQUÉ

PORQUÉ Escrito Por :   Irma Sánchez

¿Porqué cuando crecemos y nos involucramos en el supuesto mundo de los adultos, nos cuesta trabajo superar las debilidades de la infancia?


 

¿Porqué como personas no logramos evolucionar integralmente?

 

La señal de esa involución se manifiesta sola y espontáneamente en los momentos decisivos de nuestra vida, cuando enfrentamos los retos obligados.

 

Víctimas de esa involución somos todos, hasta el presidente de la república que manifiesta reacciones inesperadas en los momentos cruciales de los problemas.

 

En sus famosas “mañaneras” el presidente ha proyectado esa involución recurrentemente. ¿Porqué no lo haría cualquier mortal?

 

Y en la lista vamos todos, gobernadores, alcaldes, senadores, diputados federales, locales, regidores, ejecutivos, y todos es todos.

 

Desde luego que a los únicos que no se les puede perdonar es a aquellos que tienen responsabilidades de influencia colectiva, y que supuestamente han cursado por las etapas necesarias para ser casi perfectos, lo que erróneamente hemos pensado que puede existir. No hay seres perfectos.

 

¿Qué hay detrás de éstas reacciones?

 

¿Inmadurez?

 

 Lo que sí es claro, es que bajo su responsabilidad tienen el presente y el futuro de millones de personas que ni siquiera conocen, pero que arrastran con sus decisiones.

 

Y contra esto, nadie puede prever los efectos.

 

Porque el que toma las decisiones como en cualquier juego, mantiene en su poder la pelota y decide a quien lanzársela, y en qué momento.

 

Es su juego, es su cancha y a todos a su alrededor los considera sus espectadores que además están obligados a aplaudirle en todo momento.

 

Qué pena.

 

Qué realidad.

 

Y lo peor del caso es que la madurez, la prudencia, el respeto y la evolución no se compran, no tienen cura y a cambio a todos nos repercute.

 

De pena. De riesgo. De incertidumbre.

 

Es nuestra realidad.

 

Es lo que ganamos.

 

Es el presente y el futuro.

 

Ni usted ni yo tenemos escapatoria.

 

Pero si la oportunidad de analizar y reanalizar detenidamente la siguiente oportunidad.

 

Por hoy, ¿que nuevas sorpresas tendremos?

 

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