La alianza entre el partido representante de la derecha y el que estuvo durante mucho tiempo representando a la izquierda, PAN y PRD, respectivamente, ahora prácticamente los han desaparecido del panorama electoral local.

 

           En la elección de presidente de la República, de senadores, de diputados locales, de diputados federales y de ayuntamientos, Morena arrasó con todo. La elección de gobernadora quiso hacerse pasar como democrática, pero pocos creyeron en los resultados por no responder a los cuestionamientos de una lógica de sentido común.

 

            Sin embargo, pese al cuestionamiento sobre su triunfo, Acción Nacional fue declarado el ganador de la gubernatura, pero 10 días después de que las autoridades federales electorales hicieran esa declaración, vino lo de la tragedia del helicóptero y las cosas cambiaron radicalmente.

 

           Un mes después del fallecimiento de los esposos Moreno Valle-Alonso, es designado el gobernador interino y el Congreso del Estado acierta en esa designación escogiendo al mejor prospecto reconocido por todos.

 

           El elegido es una figura del priismo que lleva buenas relaciones con todos.

 

            Pero en México no lo saben y empiezan a cortar cabezas a los que “traicionaron” al partido eligiendo a un priista y no a un panista. Pero curiosamente fueron todos los panistas con representación en el Congreso local los que votaron por él y sólo a uno castigan: al diputado Marcelo García Almaguer, quien fuera hace algunos meses el vocero nacional del PAN y uno de los pocos morenovallistas que sabe el origen de ese partido, que conoce el nombre de sus fundadores y que podría hablar sobre ellos.

 

             Ya se habrán dado cuenta en la ciudad de México, los de la cúpula panista, que en Puebla no existía su partido, que en realidad no existe. Aquí existía, ya no existe, una corriente llamada morenovallista, que pretendía representar al PAN poblano y que logró su objetivo mientras la corriente mencionada ejercía el poder.

 

              Pero cuando el sueño se acabó todo se vino abajo, incluyendo su aliado más importante,  el PRD, prácticamente ha desaparecido del panorama político de Puebla. La inmensa mayoría de los perredistas militan ahora en el morenismo.

 

              La mayor parte de los panistas de Puebla se han hecho a un lado, mientras acaba de deshacerse el morenovallismo. En poco tiempo todos podrán regresar a sus antiguos partidos.

 

              El PRI, del que muchos, incluso priistas dudaban de su recuperación, ya está dando muestras de todavía poder mover la cola.

 

              El gobernador interino para los próximos cinco o seis meses será Pacheco Pulido. Aunque está conformando un gobierno plural, sus principales colaboradores son de extracción priista por ser los más experimentados en cuestiones de gobierno.

 

              Pero además, hasta ahora los panistas, salvo excepciones, no han dado muestras de eficiencia y de honradez, y los de Morena están empezando a hacerse de un nombre, de un prestigio. Veremos quién gana.

 

             Es posible que en el transcurso de esta semana, durante la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Huauchinango y otras poblaciones de la Sierra Norte, el gobernador interino del estado, licenciado Guillermo Pacheco Pulido, le presente un gabinete ya integrado.

 

             El mandatario estatal tiene prisa por iniciar cuanto antes los trabajos a que se comprometió en su toma de posesión, principalmente a los de recomposición y reestructuración de las dos dependencias, importantes para la lucha contra la inseguridad y el combate a la delincuencia y a fortalecer la unidad de los poblanos.