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Martes, 05 Noviembre 2019 01:25

El abandono de los municipios, fue total

El abandono de los municipios, fue total Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

Ayer le comentamos lo dicho por el titular de Infraestructura del estado, Heliodoro Luna Vite, de la necesidad de hacer fuertes inversiones para atender las urgentes necesidades de una gran cantidad de municipios que fueron abandonados durante los seis años del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas y que confrontan serios problemas en caminos, escuelas, centros de salud y hospitales, así como en infraestructura urbana.


 

Durante todo un sexenio, la inversión estatal se concentró en la ciudad capital y en algunos municipios considerados como “Pueblos Mágicos”.

 

Ayer en las páginas de Cambio se publicó una información que complementa nuestro comentario. En esta nota de Carlos Cózatl se da a conocer que el 81 por ciento de los municipios del estado de Puebla requieren atención prioritaria. De ellos, 52 municipios constituyen focos rojos por su elevada incidencia delictiva; 179 están considerados como preferenciales para la entrega de recursos federales a través de la Secretaría de Bienestar.

 

Entre los municipios con focos rojos por la elevada incidencia delictiva que presentan destacan: Puebla capital, Amozoc, Acajete, Coronango, Cuapiaxtla, Esperanza, Huejotzingo, Quecholac, Los Reyes de Juárez, Huauchinango y Libres.

 

Fue un grave error, según afirman políticos de diversas tendencias ideológicas y de diversas épocas, haber concentrado la inversión pública estatal en la capital del estado.

 

Las obras que aquí se hicieron no han tenido ninguna repercusión benéfica para la población: ciclopistas que nadie ocupa, sustituir el cercado de parques y jardines por rejas vistosas pero caras e innecesarias; realización de pasos elevados en algunos cruceros que no resolvieron los problemas de embotellamientos en general, obras de relumbrón de costo elevados y no necesarias.

 

El abandono de los municipios del estado, el 81 por ciento de los 217, en cambio, provocó la emigración de campesinos a las ciudades; el elevado porcentaje de delincuencia, entre ello el robo de combustible y el asalto a trenes y tráileres de carga; el aumento de la pobreza en las regiones del estado, sobre todo de las comunidades indígenas; el deterioro de los servicios educativos y de salud.

 

           Y a todo eso y más, el actual gobierno de Miguel Barbosa va a tener que hacer frente, para lo que contará, eso sí, con un presupuesto de 95 mil millones de pesos.

 

            Lo más urgente, nos decía el licenciado Luna Vite, es la reconstrucción de caminos y la reconstrucción y mantenimiento de las escuelas, centros de salud y hospitales.

 

El súper democrático Partido Acción Nacional sigue teniendo graves problemas internos, pues las bases no han aceptado la decisión de reconocer como dirigente municipal de Puebla Jesús Zaldívar Benavides. Su contrincante, Eduardo Alcántara Montiel, ha presentado ya un juicio de protección de derechos políticos en contra de esa resolución.

 

Hemos comentado aquí que todos los partidos políticos, incluido Morena, confrontan graves problemas internos que derivan en falta de unidad, de estructura y de organización, pero que la causa fundamental de ese deterioro se debe a la falta de una línea ideológica común y desde luego a la falta de liderazgos con oficio político y con sensibilidad social.

 

Los panistas que desde hace tiempo han pretendido realizar alianzas hasta con la izquierda, PRD, empezaron a perder el rumbo desde los años ochenta, cuando fueron alquilados como franquicia por los principales organismos empresariales, como la Coparmex.

 

El partido serio, democrático, bien portado que se inició con Manuel Gómez Morín al finalizar la década de los treinta, fue entregado a los empresarios que rompieron con el priismo cuando José López Portillo nacionalizó la banca.

 

Fue invadido por hombres de empresa con ideología derechista, sin oficio político, sin sensibilidad social y así se fueron

 

En Puebla fueron copados por ex priistas encabezados por Rafael Moreno Valle Rosas, que crearon dentro del PAN una corriente llamada morenovallista.

 

Esa corriente nada tuvo que ver con el panismo. Surgió un grupo de panistas tradicionales y de neopanistas de la primera ola que en vez de enfrentar el problema y convocar a la unidad y no a la división, se escondieron y desde la clandestinidad lanzaban ataques contra la corriente interna, surgida de esos tratos que la dirigencia nacional hacía con la finalidad de llegar al poder a como diera lugar.

 

Así se dio un fenómeno desconocido: el PAN perdió su esencia. Los nuevos panistas no tenían ni idea de lo que ese partido representó en la lucha democrática de México. Muchos creían que Acción Nacional había sido fundado por Maquío, el dirigente de la Coparmex, que fue postulado como candidato a la Presidencia de la República para luchar contra Ernesto Zedillo.

 

           Y contra lo que las cúpulas panistas que hicieron los convenios en lo oscurito el PAN no creció, siguió siendo el partido mediocre, como fue su sello durante mucho tiempo. Lo que sí creció, fue el morenovallismo, ahora ya casi extinguido, igual que el PAN.

 

           Quienes quieren resucitar al panismo, son los mismos que casi lo llegaron a enterrar. Los que se alejaron de su partido y de Puebla “para no tener problemas”.

 

           Lo que se logró con el no reconocimiento de los delegados elegidos en Puebla de Morena para elegir a sus dirigencias nacional y local, fue el fortalecimiento de Eric Cotoñeto para llegar a la dirigencia estatal del partido en el poder.

 

           Eric Cotoñeto hizo toda su carrera política en el PRD bajo el amparo y las enseñanzas del actual gobernante poblano, Luis Miguel Barbosa.

 

           Fue dirigente perredista y logró mantener controlado a ese partido dividido desde sus orígenes por una serie de corrientes, grupos o tribus.

 

           Ya fue diputado local y fue de los primeros en apoyar a López Obrador y a Barbosa Huerta en la pasada campaña electoral.

 

           Sin duda sería el hombre de mayor confianza del gobernador para dirigir a Morena y lograría componer las cosas en ese partido, que carece de estructura y de organización, pero sobre todo de disciplina.

 

           Los problemas entre diputados, entre regidores y presidentes municipales de la entidad, tan frecuentes, seguramente que terminarían, pues Cotoñeto tiene oficio político y sensibilidad, superior a lo que numerosos políticos de izquierda podrían presumir.

 

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