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Martes, 15 Enero 2019 03:29

Lo que AMLO debió preguntarle a Gali sobre el huachicol

Lo que AMLO debió preguntarle a Gali sobre el huachicol Escrito Por :   Arturo Rueda

Tras un exitoso 2017, el segundo año de Gali Fayad fue un auténtico fracaso pese a la presencia de los tres mil elementos de la Policía Militar, la participación de inteligencia de la Marina y un constante esfuerzo de la SSP de Chucho Morales por hallar a los dos capos, tanto que la detención del empresario Othón Muñoz Bravo en Lomas de Angelópolis terminó siendo una confusión con ‘El Toñín’


 

Antonio Gali Fayad fue el primer gobernante de México en lanzar una cruzada contra el huachicol. Tan pronto como tomó protesta como gobernador de Puebla, lanzó una embestida frente a las acusaciones de que en el gobierno de Moreno Valle se había tolerado y hasta protegido a las bandas de ‘chupaductos’.

 

Así que, si López Obrador decidió lanzar una guerra que no fuera a tontas y locas, lo primero que debió preguntarle a Gali fue cómo poder definir su estrategia y no terminar en una crisis de desabasto que afecta a CDMX y a otras siete entidades.

 

Ahí va un resumen más o menos de los hechos.

 

En ese primer año de gobierno, Gali lanzó la guerra contra el huachicol con el apoyo de tres mil militares que fueron enviados por el general Cienfuegos y hubo un fuerte descenso de 5.8 por ciento en las tomas clandestinas al registrar mil 442, en comparación con las mil 533 perforaciones realizadas al poliducto Minatitlán-México de Pemex en 2016.

 

También logró que la entidad saliera del primer lugar nacional en que la posicionó Rafael Moreno Valle en su último año de administración y situarse en la segunda posición a nivel nacional en registrar un mayor número de ‘ordeñas’, y eso que a nivel nacional la incidencia aumentó en un 50 por ciento en comparación con el 2016 al pasar de seis mil 873 tomas ilegales a 10 mil 363.

 

La SSP lanzó la cacería a los dos líderes más importantes del huachicol, Roberto de los Santos alias ‘El Bukanas’ y Antonio Martínez Fuentes, ‘El Toñín’, pero nunca pudo capturarlos pese a los fuertes operativos en la zona del Triángulo Rojo.

 

Pero el esfuerzo no duró. La guerra se desinfló.

 

Tras un exitoso 2017, el segundo año de Gali Fayad fue un auténtico fracaso pese a la presencia de los tres mil elementos de la Policía Militar, la participación de inteligencia de la Marina y un constante esfuerzo de la SSP de Chucho Morales por hallar a los dos capos, tanto que la detención del empresario Othón Muñoz Bravo en Lomas de Angelópolis terminó siendo una confusión con ‘El Toñín’.

 

En 2018 Puebla regresó al primer lugar nacional en tomas clandestinas. Y lo hizo con fuerza. En el último reporte emitido por Pemex que abarca hasta el mes de octubre —inexplicablemente no han actualizado noviembre ni diciembre—, la empresa contabilizó mil 815 tomas. Es decir, un incremento de 43.7 por ciento respecto de los mil 263 ductos ilegales localizados en el mismo periodo del 2017.

 

La actividad intensa del robo de hidrocarburos salió del Triángulo Rojo y se movió a la zona de San Martín Texmelucan y Tlalancaleca. Nuevos capos surgieron que tampoco fueron detenidos, como ‘La Negra’ y ‘El Pelón’. Tres munícipes cayeron como el ‘huachialcalde’ Pablo Morales Ugalde, incluso el de San Martín tuvo que renunciar luego de que la SSP intervino la seguridad pública de ese municipio y detuvo a varios policías fake.

 

La guerra se agravó porque además de los capos locales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se metió a la entidad a rivalizar con Los Zetas, dejando una estela de muertos y ejecutados, entre ellos ‘El Kalimba’, lugarteniente de ‘El Toñín’ que ocupó algunos meses su lugar.

 

En su último informe de gobierno, orgulloso, Gali Fayad anunció que en sus 22 meses como gobernador decomisó a los huachicoleros 10 millones de litros de combustible robados a Pemex.

 

Tal cifra pierde impacto cuando se traduce a números concretos: 10 millones de litros equivalen a 180 millones de pesos, una cantidad irrisoria ahora que nos enteramos que en el mismo periodo, según la Unidad de Inteligencia Financiera, se detectaron operaciones irregulares por tres mil millones de pesos entre empresarios gasolineros, incluido el ex diputado Manuel Pozos, al que ya ‘congelaron’ sus cuentas.

 

Esos 10 millones de litros, decomisados en 22 meses, apenas representan el cinco por ciento de las compras mensuales que los gasolineros locales adquieren a Pemex y que ascienden a 200 millones de litros.

 

En resumen, esos 10 millones son una baba de perico que, sin embargo, costaron sangre, sudor y lágrimas al gobierno de Gali.

 

En resumen, la guerra que lanzó el ex gobernador fue un rotundo fracaso, no por falta de esfuerzo, sino porque el huachicol es una hidra de mil cabezas que nace en Pemex, pasa por los huachicoleros y termina en gasolineros y empresarios que adquieren el hidrocarburo robado.

 

No en balde se trata del ilícito más productivo, por encima del trasiego de drogas.

 

Todo esto se lo debió preguntar AMLO a Gali para no lanzarse a tontas y a locas. Veremos los resultados.

 

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