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Miércoles, 24 Abril 2019 04:01

La Guerra y la Paz no en versión Tolstoi, sino versión Monreal

La Guerra y la Paz no en versión Tolstoi, sino versión Monreal Escrito Por :   Arturo Rueda

Hasta donde se sabe, sólo hubo dos acuerdos concretos emanados de esa mesa: el senador con licencia retirará a más tardar este día la impugnación en el TEPJF para dejarla sin materia, con lo que la designación de candidato queda firme. Del otro lado, el de Barbosa, no atizar el fuego y quizá pedirle a Yeidckol ‘congelar’ el proceso de expulsión de Armenta


 

Como en la obra inmortal de Tolstoi, en la política siempre hay tiempo para la guerra y también tiempo para la paz. La disputa por el poder es una moneda que a veces cae cara y a veces cae cruz.

 

Los dos últimos meses, la disputa por la candidatura de Morena a la gubernatura, han sido terribles para Puebla por la reedición de la virulencia, la vuelta a la crispación, los ‘audioescándalos’, la miseria humana, el juego macabro de la muerte, el complot, los pleitos interminables en la jurisdicción electoral.

 

La campaña electoral 2019 inició, pero por momentos se puso igual de caliente que la de 2018. La novedad es que atizaba no la guerra de contrarios, sino la civil de compañeros militantes.

 

Como la verdadera lucha del poder se da dentro de Morena, la disputa por la candidatura ha sido cruenta, y los únicos afectados, Alejandro Armenta y Luis Miguel Barbosa. Mientras ellos se destrozan, sus enemigos comunes aplauden esperando más golpes.

 

El primero porque fue agarrado en falta grave al ser grabado por Edgar Moranchel, y su destino inminente era su expulsión del partido de moda, lo que lo sacaría del juego para 2024.

 

Barbosa, el candidato, también era afectado porque el flanco interno le daba esperanza —y argumentos— a los enemigos de afuera, tan retrasados en las encuestas que su única opción de victoria era la ruptura interna de Morena, y ante la incapacidad discursiva de sus propios candidatos, PRI y PAN rogaban porque Armenta les siguiera dando municiones.

 

En medio, un pleito en el Tribunal Electoral no resuelto, y quizá, con visos de empantanarse tras el empate 3-3 en la votación que ratificó a Barbosa como candidato, pero exigió se fundamentara y motivara esa designación.

 

Trenzados en el pleito, Armenta y Barbosa no se habían dado cuenta que la disputa se había terminado cuando Monreal obtuvo lo que quería en la resolución del TEPJF: obligar a Morena a modificar sus estatutos y a emitir lineamientos para interpretar las encuestas.

 

Así lo expliqué en este espacio hace una semana: “de la lectura completa del fallo del TEPJF, se reconoce que el método de las encuestas para designar candidatos, contemplado en los estatutos de Morena, así como se practica, es opaco y antidemocrático, pues la Comisión Nacional de Elecciones debe proveer a los aspirantes, a todos, de los elementos de publicidad del mecanismo. Justo lo que quería Ricardo Monreal.

 

“Ricardo Monreal ya tiene lo que quería: la obligación de Morena para modificar sus estatutos y crear lineamientos para el uso de encuestas.

 

“Luis Miguel Barbosa también tiene lo que quería: la candidatura al gobierno de Puebla, ahora con el respaldo unánime del CEN y, por supuesto, López Obrador.

 

“Alejandro Armenta fue el único que se quedó con las manos vacías, pues ya no hay nada que enemiste a Ricardo Monreal con el próximo gobernador de Puebla”.

 

Como ya no había nada que enemistara a Ricardo Monreal y a Luis Miguel Barbosa, en algún punto se reunieron a platicar como los buenos amigos que son. Y de esa plática, quizá, surgió la posibilidad de que por fin Armenta y Barbosa se sentaran a hacer acuerdos, política, a cerrar filas.

 

Sin chantajes, sin exabruptos ni amenazas. No había mejor árbitro para serenar a Armenta que su coordinador parlamentario.

 

Hasta donde se sabe, sólo hubo dos acuerdos concretos emanados de esa mesa: el senador con licencia retirará a más tardar este día la impugnación en el TEPJF para dejarla sin materia, con lo que la designación de candidato queda firme.

 

Del otro lado, el de Barbosa, no atizar el fuego y quizá pedirle a Yeidckol ‘congelar’ el proceso de expulsión de Armenta.

 

Lo demás, posiciones en el gobierno, se ganarán conforme se aporte a la victoria de Morena. Ambos son políticos, no bucaneros.

 

Hombre de palabra, cada uno cumplirá su parte.

 

Y ahora sí, Cárdenas y el PAN se quedarán ‘chiflando en la loma’.

 

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