Sábado, 20 de Abril del 2024
Lunes, 20 Mayo 2019 04:18

Se le escapó la liebre

Se le escapó la liebre Escrito Por :   Arturo Rueda

Es probable que ninguno de los dos haya ganado ese debate, pero Cárdenas siempre colocó al encuentro como el punto de quiebre de su campaña. Ya no podrá ser, la liebre se le escapó sin un rasguño. Barbosa salió sin heridas mayores del momento más riesgoso. La experiencia lo sacó adelante, así como un plan detallado.


 

Enrique Cárdenas Sánchez cometió el error que comenten todos los que se sienten muy inteligentes: menospreciar a sus rivales. Siempre pensó que el día que se viera cara a cara con Luis Miguel Barbosa en un debate, los poblanos encontrarían oro en el contraste: sus conocimientos, su mundo, sus libros leídos, opacarían al oriundo de Zinacatepec.

 

El académico, sin embargo, se topó con pared. El brillo no salió por ningún lado, ni los poblanos lo apreciaron como una deidad. Los pocos que decidieron ver el Debate Puebla 2019 frente al final de Juego de Tronos —una proporción de 10 a 1 según el consultor Juan Carlos Oseguera— vieron un choque ríspido, en el que un fajador Barbosa no dejó pasar una, respondió a todas, y no le dio margen a Cárdenas de declararse ganador.

 

Es probable que ninguno de los dos haya ganado ese debate, pero Cárdenas siempre colocó al encuentro como el punto de quiebre de su campaña. Ya no podrá ser, la liebre se le escapó sin un rasguño. Barbosa salió sin heridas mayores del momento más riesgoso. La experiencia lo sacó adelante, así como un plan detallado.

 

A diferencia del Barbosa del 2018, el del Debate 2019 mostró una estrategia clara en cada una de sus intervenciones: negar los ataques, lanzar su contraataque y dejar tiempo para sus propuestas. La estrategia delineada por sus asesores fue perfecta, pues dejó sin margen a Cárdenas, quien conforme avanzaba el encuentro, más se desesperaba al no conectar ningún golpe contundente.

 

El académico falló terriblemente porque sus golpes fueron refritos de la campaña 2018, y todos mal planteados, ya sin efecto en la opinión pública.

 

En cambio, Barbosa lo conectó varias veces con temas que la prensa poblana han —hemos— dado a conocer sobre Cárdenas y que le mancharon el traje de impoluto: sus declaraciones fiscales, la propiedad del Hotel ‘La Quinta Luna’, el fraude a la beca del Conacyt, y claro, el terreno no reportado en la declaración 3de3 y que MTP noticias dio a conocer el viernes pasado.

 

Exasperado, el ‘profe’ Cárdenas se desquició —para variar—. Lanzó el reto para intercambiar su hotelito por la casa de Coyoacán, pero dejó sin responder muchas acusaciones parapetándose en que “Barbosa no es de fiar”.

 

El candidato de Morena logró lo más difícil: arrebatarle al ‘profe’ Cárdenas la bandera de la integridad moral, de la honestidad, del hombre sin mancha. El candidato común se tuvo que meter al estercolero. Y como es lógico, no salió limpio, sino bien manchado.

 

Jiménez Merino tuvo una epifanía, y en medio del acalorado intercambio de golpes, pensó que podía sumarse a Cárdenas, destacarse. Exhibió una foto para recordar la amistad que en algún momento tuvieron Barbosa y Moreno Valle.

 

El revire fue brutal: el candidato de Morena le pidió al priista que fuera un buen ciudadano y diera su colaboración a las autoridades a fin de aprehender y detener a Mario Marín, su mentor. Fue un golpe tremendo, un nocáut atroz que devolvió a Jiménez Merino a la oscuridad de la que no debió buscar salir.

 

El cierre del debate también fue el ‘Sanseacabó’ de Cárdenas y de un agotado panismo cansado de remolcar al académico al que todavía le quedan dos semanas de tortura ante los medios. Un hombre al que sus muchas oscuridades alcanzaron en el momento que esperaba brillar.

 

Al final, Cárdenas no lo hizo mal: fue bélico, repartió golpes, pero sin dinamita en los puños. Necesitaba darle cloroformo a Barbosa, quien se metió a la pelea estilo fajador y no dejó al académico exhibir su brillo, ni sus ideas geniales sobre Puebla, ni su honestidad a prueba de manchas.

 

En el rango de las propuestas ninguna quedó en la memoria, acaso porque las dos moderadoras prefirieron la cantidad de preguntas a la calidad de preguntas. La maestra Warkentin y Paty Estrada dispararon cual francotiradores, pero no afinaron la mira, pues se ciñeron a un cuestionario previamente construido, pero que no incidió en las debilidades y pecados de sus carreras, patrimonios y honras.

 

Queda para la memoria que Cárdenas y Barbosa no necesitaron que las moderadoras los echaran a pelear, pues solitos se enfrascaron en el toma y daca. Ya se traían ganas mutuamente.

 

Sin ganadores en el debate—aunque la encuesta del BEAP dijo que una mayoría de una minoría vio triunfante al morenista—, Cárdenas perdió.

 

 

 

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