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Viernes, 25 Enero 2019 03:20

A nadie ya le interesa si mataron a los Moreno Valle

A nadie ya le interesa si mataron a los Moreno Valle Escrito Por :   Arturo Rueda

Por la falta de hipótesis a un mes del accidente, pareciera que en efecto hubo un sabotaje al helicóptero AgustaWestland. Pero según el titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, pasarán semanas o meses antes de conocer el dictamen técnico de las diversas partes de la aeronave recolectadas en la zona del siniestro y enviadas al extranjero para su análisis. Y aun así, pues quién sabe si algún día habrá alguna explicación.


 

En el helicóptero AgustaWestland que se estrelló la tarde del 24 de diciembre de 2018 no viajaban cinco personas, sino una multitud incuantificable. Todos murieron en el instante, aunque los cadáveres políticos se han ido apilando en los últimos días porque no sabían que estaban muertos.

 

Entre los últimos decesos se cuenta a Marko Cortés, impotente líder nacional del PAN que no pudo asegurar el interinato. Su liderazgo es el más pusilánime que se recuerde en los tiempos modernos. También era pasajera la presidenta del TEPJF, Janine Otálora, quien cedió su silla tras quedarse desprotegida, señalada culpable del fallo que resolvió el caso Puebla.

 

En esa multitud se suman los políticos morenovallistas que perdieron la gubernatura interina, los que por consecuencia perdieron la ‘chamba’ en el gobierno estatal, los aspirantes a ser candidatos en la extraordinaria como Luis Banck, y en los casos más extremos, Florentino Alonso, hermano de Martha Erika, hostigado por los acreedores que le reclaman las cantidades entregadas supuestamente para la campaña y ahora no tiene cómo devolver.

 

Entre tanto difunto, no hay nadie que pueda reclamar por la oscura investigación del accidente, pues un mes después no hay ni siquiera hipótesis para explicar la caída en picada en ángulo de 60 grados de una aeronave diseñada para planear, con pilotos cuyo entrenamiento incluía, dos veces al año, subir a altitud de vuelo, apagar turbinas y bajarlo sin sufrir daños. El hombre con ese entrenamiento era Roberto Coppe.

 

 

Por la falta de hipótesis a un mes del accidente, pareciera que en efecto hubo un sabotaje al helicóptero AgustaWestland. Pero según el titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, pasarán semanas o meses antes de conocer el dictamen técnico de las diversas partes de la aeronave recolectadas en la zona del siniestro y enviadas al extranjero para su análisis.

 

Y aun así, pues quién sabe si algún día habrá alguna explicación.

 

La verdad es que ya a nadie le interesa saber qué pasó. Todos han decidido dar vuelta a la página del ‘helicopterazo’ porque, pues la vida sigue. Desde la familia hasta los beneficiarios pasando por los cómplices.

 

Leo la crónica de la misa en honor a la pareja celebrada ayer en la capilla de Nuestra Señora de Lourdes en la zona de Polanco de CDMX en el portal de milenio.com.

 

Monseñor Eugenio Lira recordó que la pareja “le tiraba a la grande”.

 

Chacho, el papá del ex gobernador e hijo del general, hizo un retrato humano de su hijo Rafael, recordando el mal cardiaco que lo afectó desde muy pequeño, su operación a corazón abierto, su gusto por la política pese al repruebo familiar, y su última lucha por impugnar la Ley de Salarios en la Suprema Corte.

 

Ante una audiencia de dolientes integrada por 300 personas de élite, integrantes de todos los partidos, ni un reclamo por la sombría investigación del accidente calificado de “inusual” por el propio titular de SCT.

 

Marko Cortés, el líder panista de caricatura, sólo le parece “ridículo” que el gobierno federal no tenga más resultados.

 

A la fracción panista en el Senado tampoco le importa el tema. Están concentrados en la batalla de la Guardia Nacional. Gustavo Madero andaba en la embajada de Venezuela quemando banderas.

 

Los gobernadores panistas no quieren saber nada de Puebla luego del esperpento del gobernador interino. Los movieron a favor de Rodríguez Almeida y lo dejaron caer sin explicaciones. Fueron parte del ridículo.

 

A los propios poblanos, que no creen en la muerte de la pareja, tampoco les interesa que se aclare el accidente que entonces pasará a la categoría de mito.

 

¿Los mataron?

 

¿Quién o quiénes?

 

¿Cuál fue el móvil del crimen que ha dejado a Puebla sin gobernador y a México sin potencial candidato presidencial del PAN?

 

Son preguntas que ya a nadie le interesa responder.

 

La vida sigue.

 

Lo dijo primero el maestro Pacheco Pulido, y ayer en Huauchinango, Andrés Manuel López Obrador.  

 

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