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Jueves, 22 Agosto 2019 03:46

Cotoñeto no la quería, pero Bracamonte la perdió

Cotoñeto no la quería, pero Bracamonte la perdió Escrito Por :   Arturo Rueda

Pues precisamente ese es su rol: Cotoñeto es el activista número 1 del barbosismo. Su operador político más probado. El hombre encargado de mantener unidas y funcionando las redes de poder que llevaron a Luis Miguel Barbosa a la gubernatura. Porque algo debe quedar claro: fueron numerosas redes de poder las que llevaron al gobierno a Barbosa, no Morena, un partido político incapaz de ganar elecciones


 

Las dos semanas de rounds de sombra por la dirigencia estatal de Morena dejaron un par de conclusiones: Eric Cotoñeto no será el próximo presidente en Puebla de la organización porque nunca se planeó así, ni antes ni después de la emisión de la convocatoria, y el joven abogado Mario Bracamonte perdió la oportunidad de ser al irse de bruces y atacar al principal operador del barbosismo.

 

En efecto. Se equivocaron muchos con la finta, y entre ellos Bracamonte, quien se puso nervioso con el activismo de Cotoñeto y lo atacó sin sentido. No pasó la prueba de la madurez a la que fue sometido, claro, sin que se le avisara previamente que estaba sometido a evaluación. Nunca entendió el papel que juega Cotoñeto en el nuevo régimen, pues la mentalidad política tradicional no sabe ubicar su papel en este gobierno.

 

En otras palabras, la clase política no parece entender la diferencia entre cargo y rol, dos categorías esenciales. Cotoñeto no tiene cargo en el gobierno ni tendrá en el partido porque no lo necesita. Y no lo necesita porque tiene rol.

 

¿Y cuál es el rol de Cotoñeto, si no tiene puesto burocrático ni será dirigente estatal de Morena? ¿Cómo puede ser importante —en el sentido de influyente— si parece que en realidad no está ubicado en ningún lado?

 

Pues precisamente ese es su rol: Cotoñeto es el activista número 1 del barbosismo. Su operador político más probado. El hombre encargado de mantener unidas y funcionando las redes de poder que llevaron a Luis Miguel Barbosa a la gubernatura. Porque algo debe quedar claro: fueron numerosas redes de poder las que llevaron al gobierno a Barbosa, no Morena, un partido político incapaz de ganar elecciones.

 

En ese sentido, Morena es una más de las redes de poder, pero no la única. Ni siquiera la decisiva, ya que sin el apoyo electoral del PVEM y del PT, por sí mismo Morena en Puebla no podría haber provocado la victoria de Luis Miguel Barbosa.

 

Hablamos, pues, de redes de poder, no de estructuras formales del poder. De estas últimas se encarga la secretaria de Gobernación, pero el activismo de las redes de poder del barbosismo es otra cosa. De eso se encarga Cotoñeto. Y si hasta aquí usted no ha entendido la diferencia, dedíquese a otra cosa, a vender cubetas, pero no a la política.

 

En el diseño del actual gobierno nunca estuvo calculado que Cotoñeto cambiara de rol. Es decir, abandonara la función de activista número 1 de barbosismo para convertirse en parte, esto es, líder formal de Morena.

 

 

La confianza para eso la tenía el abogado Bracamonte, quien tuvo un desempeño cumplidor en la campaña electoral, además de ser fundador del partido. Solamente tenía que pasar la prueba de la madurez. Y no lo logró, pues se fue con la finta y se enganchó en un round de sombra a lo tonto.

 

 

Bracamonte tiró dos golpes al aire en un round de sombra. No le pegó a nadie, excepto a sus aspiraciones.

 

Golpe 1: “No es correcto el estar buscando los cargos del partido cuando no hay una campaña ni un proceso todavía (…). Es importante que quien verdaderamente quiera servir al proyecto de Morena, entienda cuál es el espíritu y se contenga, no provoque división, que eso es muy importante, ni genere confusión entre la militancia”, expuso Mario Bracamonte.

 

Golpe 2: “Tengo entendido que (Cotoñeto Carmona) no es afiliado y por otro lado está prohibido conformar comités municipales, los acuerdos del Consejo Nacional de Morena limitaron la afiliación y la conformación de comités municipales, entonces esto que hace no es en coordinación con la dirigencia estatal ni nacional del partido”, en entrevista con CAMBIO.

 

Coñeto no tenía aspiraciones reales, ni las tiene ni las tendrá. Bracamonte tenía posibilidades reales, y las perdió.

 

¿Quién será el candidato a dirigente de Morena que recibirá el apoyo del barbosismo? Todavía no se sabe. Lo que sí sabe es que el barbosismo no va con Bracamonte.

 

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