El primer caso de congelamiento de cuentas bancarias a un morenovallista por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda ocurrió a principios de la semana pasada. Ya hay una ola de pánico entre los sobreviviente de ese grupo político, pero también entre sus operadores financieros y prestanombres, luego de conocerse el nombre del “contador” al que agarraron.

 

Las pesquisas de Santiago Niego en Puebla ya dieron frutos. Ocurrió a principios de la semana pasada. Un morenovallista de tercer nivel, de esos con cara de que no rompen un plato, que nunca formó parte del primer círculo, ni siquiera del segundo, acudió a un cajero automático y no pudo sacar dinero. Luego, diversos pagos le fueron rebotados. Pidió explicaciones a su entidad bancaria y se encontraron con la orden de congelamiento de cuentas por parte de la UIF.

 

Casi le da diabetes, pero después fue peor, ya que no fue el único al que le congelaron las cuentas. También lo hicieron con su mano derecha, un abogado que ni siquiera llegó a formar parte de la estructura burocrática del gobierno morenovallista, pero ayudaba en sus tareas al que sí fue funcionario. También le bloquearon todo.

 

Ahora, el morenovallista y su amigo batallan en tribunales no sólo para recuperar sus bienes, sino por conocer detalladamente los cargos que se les imputan, entre los que se encuentran enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada y lavado de dinero. Nada más.

 

Este morenovallista de tercer nivel, sujeto que pasaba desapercibido ahí donde caminara, en realidad, acusan desde la UIF, coordinaba un despacho para lavar dinero de miembros encumbrados del grupo, que por esa vía blanqueaban lo que obtenían de comisiones y jugosos negocios realizados al amparo del poder público.

 

La pregunta entre los morenovallistas que ya conocen del caso y todavía no salen de su estupor es cómo la UIF dio con los blanqueadores del dinero, llamémosle el ‘contador’, pues se sabe que uno de los secretos mejores guardados de toda organización criminal es la identidad de los lavadores y depositarios de la riqueza.

 

El temor es que, entre ellos mismos, se hayan traicionado y alguno soltara el nombre del ‘contador’ a cambio de exculparse de culpas. Y que ahora todos se encuentren en un brete. Ya se sospecha del nombre del filtrador, que revelaré más adelante.

 

Como le decía líneas arriba, en realidad todo se va a poner peor y peor. Como en Infinity War, se han revisado 14 millones de futuros posibles y solo en uno de ellos salen bien parados los morenovallistas.

 

 

El equipo que la semana pasada desembarcó en la Función Pública, identificado por haber trabajado con Muna Dora Buchahin Abulhosn en la auditoría forense de la ASF en el descubrimiento de la Estafa Maestra, en realidad es un equipo recomendado por Santiago Nieto, el titular de la UIF.

 

En otras palabras, el equipo conformado por Víctor Santiago Enríquez, Griselda Galindo Gómez, Roberto Gutiérrez Gutiérrez, Nelia Rosas Mendo y Diana Ivonne López Sánchez no le va a responder ni a reportar a la titular del área, Karen Berlanga.

 

 

Solamente informará de sus pesquisas al gobernador Barbosa y a Santiago Nieto, quien procederá a congelar cuentas de forma sigilosa como lo hizo con este par de morenovallistas desde la UIF.

 

Para reposo de su alma, se congelaron las cuentas personales, pero no las empresariales vinculadas a ellos. Pero ya sabe usted que el hilo de la madeja comienza a jalarse por algún lado, hasta que ya empieza a descoser todo.

 

Si usted es uno de ellos, prestanombres, operador financiero o contador, quizá esté a tiempo de correr. Pero a esta altura ya no se garantiza nada.