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Miércoles, 27 Noviembre 2019 02:58

Los minutos finales en la definición de la ASE

Los minutos finales en la definición de la ASE Escrito Por :   Arturo Rueda

Como el último minuto también tiene sesenta segundos, Romero Serrano será Auditor hasta después de la votación, no antes. La lógica es perfecta: mientras que los otros dos integrantes de la terna tienen otros compromisos, el único que le garantiza independencia de la trama poblana al barbosismo es Romero Serrano, pese a la multitud de basura que han tirado sus enemigos.


 

Si no hay un vuelco de última hora, porque en política no hay nada escrito, Francisco Romero Serrano será designado titular de la ASE por los próximos siete años con el aval de por lo menos tres grupos parlamentarios, incluido el mayoritario de Morena, pero se va a equivocar quien quiera equiparar este nombramiento con la imposición de Rosario Ibarra Piedra como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

 

La razón es simple: mientras a la ombudsperson se le acusa de inelegible dada su calidad de cuadro dirigente de Morena, a Romero Serrano le han lanzado todo tipo de difamaciones en las últimas semanas, pero su candidatura no rompe con la legalidad de la convocatoria ni de la Ley de la Auditoría.

 

Mientras que Rosario Ibarra Piedra era inelegible por su calidad de militante y cuadro dirigente de Morena, Romero Serrano es totalmente elegible al cumplir con la legalidad de la convocatoria y de la ley orgánica en la materia. Su militancia en el PRI es falsa y su cercanía con el barbosismo, si bien es cierta, no compromete su calidad profesional. Todavía no hay delito de simpatía, ¿verdad?

 

Para sacarlo de la carrera por interpretarlo favorito desde el principio, se le inventó de todo: que si fue expulsado del Colegio de Contadores, que si es militante del tricolor, que si tiene un despacho, que no paga el predial de su mamá e incluso que tiene hijos y mujeres regados por todos lados, cual si fuera un Brad Pitt región 4.

 

Todas esas difamaciones, a veces escritas por Rodolfo Ruiz, otras veces a cuatro manos, sólo evidencian lo principal: que Romero Serrano cumple a cabalidad con los requisitos legales, técnicos y políticos marcados por la convocatoria. Legalidad aceptada por todos los grupos parlamentarios al incluirlo en la terna final.

 

Pero la competencia no se ha terminado. Una de las instigadoras en su contra, la corrupta Corina Ramírez Rodríguez, coludida con otro de los integrantes de la terna, tiene preparada una ofensiva final para antes de la votación en el pleno.

 

El objetivo diseñado es tumbarlo así sea enlodando su imagen, su vida familiar y lo que haya a la mano. “Son unos vulgares ambiciosos”, diría AMLO. Nadie se puede sorprender de lo que ocurra en las tensas horas previas a la votación de la terna porque en el Juego de Tronos ganas o mueres.

 

Si en algo emparentan la hipotética ventaja de Romero Serrano con la designación de Rosario Ibarra Piedra únicamente es que se trata de que el poder es para poder. Es decir, AMLO no iba a dejar en manos del conservadurismo o del PRIAN la CNDH, como tampoco el barbosismo puede dejar la ASE en manos de los intereses que se pretende fiscalizar.

 

En esa lógica, el único que no tiene otros intereses, ni pactos inconfesables ni forma parte de la trama poblana de corrupción del morenovallismo es, precisamente, Romero Serrano, quien fue vetado por ese grupo ya ni siquiera de algún puesto, sino de la posibilidad de obtener contratos de fiscalización con entidades. Su actividad profesional, en la mayor parte, la dedicó al sector privado durante esos años del saqueo.

 

¿De qué puestos habla la corrupta Corina Ramírez en su epístola de odio publicada ayer en e-consulta cuando escribió “realizar negocios desde los diferentes puestos que ha tenido”?

 

¿Puestos? En la última década, y ni siquiera antes, Romero Serrano no ha desempeñado cargos públicos o “puestos”. No ha sido funcionario. ¿De qué corrupción habla?

 

Como el último minuto también tiene sesenta segundos, Romero Serrano será auditor hasta después de la votación, no antes. La lógica es perfecta: mientras que los otros dos integrantes de la terna tienen otros compromisos, el único que le garantiza independencia de la trama poblana al barbosismo es Romero Serrano, pese a la multitud de basura que han tirado sus enemigos.

 

Si el poder es para poder, como entiende Gabriel Biestro y la mayoría alineada a Morena, su camino es sencillo y se trata solo de resistir hasta la votación. Después ya se verá, pero no pueden dejar la puerta abierta.

 

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