Los dirigentes de la corrupta organización parapolítica Antorcha Campesina, en realidad una modalidad de delincuencia organizada, no entienden que no entienden que con la Cuarta Transformación se acabaron los chantajes y extorsiones que realizaban a nombre de los pobres.
El “todo nuevo, nada viejo” significa mandar por un caño las mecánicas de extorsión que por décadas lleva practicando Aquiles Córdova Morán y su extensa progenie —biológica pero también política— de delincuentes disfrazados de organización social.
Ayer se toparon con pared al montar un operativo disfrazado de mitin para que el gobierno de Luis Miguel Barbosa asuma un adeudo con Comisión Federal de Electricidad (CFE) por 280 mil pesos por no pagar la luz de su Villa Estudiantil en Tecomatlán.
Resulta que la delincuencia organizada de Antorcha Campesina decidió dejar de pagar la luz a CFE de esa Villa en la que se alojan estudiantes de varios estados que son adiestrados en las formas extorsivas y delincuenciales de los Córdova Morán. Es uno de los centros de formación de sus milicias.
Quizá los estudiantes que se alojan ahí son pobres, pero no la organización y mucho menos sus dirigentes, quienes hicieron una fortuna con concesiones legales e ilegales que les otorgaron gobiernos del PRIAN durante décadas.
Todo comenzó con grúas y taxis. Luego siguieron rutas del transporte público. Más tarde abierta tolerancia al paracaidismo y despojos de terrenos y casa. En los últimos tiempos gasolineras.
Eso, por supuesto, sin contar con que su alianza con el PRI les permitió avanzar en gobiernos municipales, así como en obtener diputaciones locales, federales, y una que otra senaduría.
Desde Tecomatlán para el mundo, Antorcha Campesina se extendió prácticamente por todo el país, especialmente en la Zona Centro. Sueñan con convertirse primero en partido político local, luego en partido político federal. Ya realizan sus trámites y asambleas distritales. Sería la cúspide de una pirámide de poder.
Ayer, Aquiles Córdova decidió calar a Miguel Barbosa para ver si cae en sus extorsiones.
En plena jornada de martes ciudadano envió a un pelotón de gritones para quejarse por el corte de luz realizado por CFE en Tecomatlán. Por cierto, ahí retuvieron a los funcionarios de CFE que se atrevieron a tanto, es decir, cortarle la luz a los que no pagan.
Como no funcionó el primer pelotón, redobló a los gritones, ahora lanzando invectivas e insultos contra el propio Barbosa, así como contra López Obrador.
El gobierno ordenó el cierre de la puerta principal para evitar una intromisión. La comitiva que quería entrar a negociar, con Soraya Córdova a la cabeza, adujo que el gobierno estatal tenía un acuerdo firmado para asumir el pago a CFE de la Villa Estudiantil de Tecomatlán.
Se buscó arriba y abajo el mentado convenio que nunca apareció. Sí lo hizo un oficio firmado en octubre y dirigido a Manzanilla, en el que los estudiantes “pobres” de la Villa reconocían un adeudo con CFE y solicitaban un apoyo para pagarlo.
“Solicitar apoyo” es muy diferente a tener un “convenio” firmado para tal efecto.
Para esas horas, Antorcha Campesina, conforme a sus prácticas gangsteriles, ya había montado un sistema de sonido, movilizado a más de 300 personas para montar un templete y continuar la toma de Casa Aguayo.
Que sigan gritando, dijo el gobernador a sus operadores de Gobernación, pero ni un peso a Antorcha Campesina. Si AMLO no les da un peso, menos yo. Es el espíritu de la Cuarta Transformación. Nada de dinero a esas organizaciones parapolíticas extorsionadoras.
Quién sabe hasta cuándo durará el secuestro de Casa Aguayo. Pero se equivoca Aquiles Córdova si cree que así va a calar a Miguel Barbosa. Después vendrá el revire.
