El impulso a Fernando López Rojas, ex director de Tenencia de la Tierra en la extinta SGG, sólo revela los pactos inconfesables entre Genoveva Huerta y el primer piso de Casa Aguayo. Uno más de sus desatinos al frente del partido, pero el que puede resultar muy costoso de cara al futuro.
Iban bien los panistas, quienes no aceptaron la tutela de Manzanilla al pretender colocar en el Comité Municipal a Eduardo Alcántara, a quien Genoveva veía con simpatía, en parte por ser impulsado desde Casa Aguayo, en parte porque era su asesor.
Pero una alianza disímbola entre ex morenovallistas y Yunques, capitaneada por Mario Riestra, logró colocar ahí a Jesús Zaldivar para disgusto de la propia Genoveva que cabildeó en el CEN la negativa a validar la elección interna.
¿Qué le debe Genoveva a Manzanilla para pagarle con una posición tan importante?
¿No sabe, no entiende, que el diseño de la estrategia electoral del panismo pasará por el escritorio del titular de Segob, quien impulsará o bloqueará perfiles para el 2021?
En perspectiva puede ser una posición minúscula de un partido en crisis, pero para nadie es un secreto la existencia de negociaciones para concretar un frente electoral con el PRI—no se sabe si coalición registrada o sólo de facto—, pero ese análisis pasa a través de la Comisión de Elecciones donde sentaron a López Rojas, quien, además, hace miles de años que ganó su última elección.
En esa Comisión, además, se va a perfilar a los candidatos a presidentes municipales y a diputados locales. ¿En qué mesa se va a palomear a los abanderados que buscarán resucitar al PAN? ¿O, al contrario, quién va a definir a los candidatos?
Por supuesto, ese razonamiento es pleno de una competitividad electoral. Pero si Genoveva no sufre de una alteración de la memoria y si tiene algún buen recuerdo de Rafael Moreno Valle —que la hizo diputada federal— y de Martha Erika Alonso —que la hizo dirigente estatal sin mayor mérito—, es incomprensible que tenga acuerdos oscuros con quien fue uno de sus peores enemigos: Manzanilla.
¿Acaso no recuerda que el diputado federal con licencia rompió con su cuñado y se dedicó a criticarlo?
¿Acaso no recuerda que en campaña se lanzó contra Martha Erika Alonso y que en el conflicto postelectoral ayudó a operar en el TEPJF gracias a la posición que consiguió como coordinador del PES en San Lázaro?
Bueno, si ni siquiera puede organizar una marcha para reclamar el atentado que sufrieron sus ex patrones y solamente va a organizar una misa para recordarlos, qué se le puede pedir si ya anda más preocupada en quedar bien con su nuevo patrón que, por cierto, fue el peor enemigo de Rafael y Martha Erika pese a ser familia.
¿Alguien le puede refrescar la memoria a la extraviada dirigente de Acción Nacional?
¿Alguien puede organizar una cadena de oración para que la estrategia electoral del albiazul no pase por mano de sus enemigos?
¿Así piensan resucitar?
Porque de verdad que esto es peor que poner a Cárdenas de candidato a presidente municipal.
