El dato duro es elocuente y contundente: mientras que en 2019 la incidencia delictiva creció 4.7 % a nivel nacional, en nuestra Puebla ese incremento fue del 25 %. Es decir, lo hicimos mal, mucho peor que en otros estados. Si alguien se pregunta por qué la encuesta ENSU del INEGI nos posicionó en primerísimo lugar de la percepción de inseguridad, ahí tiene su respuesta.
Más simple: la delincuencia creció más en Puebla que en México, pese al baño de sangre, de las grandes balaceras y matanzas que observamos en otros lugares del país.
El diagnóstico de qué tan mal lo hicieron las autoridades estatales y municipales va a estar complejo en el reparto de culpas, pero el primer año completo de Morena en el poder es un auténtico fracaso. Un fracaso brutal.
El reparto de culpas, sin embargo, tiene un componente cronológico nada despreciable que se vuelve indispensable en el análisis: los meses del gobierno interino con el maestro Pacheco Pulido, Manuel Alonso en la SSP y Manzanilla en la SGG fueron un rotundo fracaso en la lucha contra la delincuencia. Luego, con Barbosa y el almirante Amezaga, la situación mejoró.
Podría decirse que no hicieron absolutamente nada. Pero nada, nada. Veamos.
En febrero, la incidencia delictiva creció 23.6 %.
En marzo, la incidencia delictiva subió 32.4 %.
En abril, la incidencia se incrementó 28.6 %.
En mayo, la delincuencia aumentó 31.4 %.
En junio, la incidencia se elevó 26.2 %.
En julio, finalmente, la cantidad de ilícitos se fue arriba 31.8 %.
Es decir, el promedio de incremento delincuencial durante el gobierno de Pacheco Pulido fue del 29 %. ¡Nada más!
Para agosto, cuando Barbosa llegó al poder, encontró un estado incendiado al que poco a poco comenzó a controlar.
En agosto, la incidencia subió 22 %, siempre respecto a 2018, el periodo anterior.
Para septiembre, los incrementos de ilícitos bajaron a un dígito: 8 %.
En octubre se mantuvo en un dígito: 6.7 %.
Para noviembre, el incremento fue de apenas 3.6 %.
Y en el último mes del año, la delincuencia subió 5.8 %.
Es decir, el promedio de incremento de la delincuencia durante la etapa de Barbosa Huerta fue del 9 %.
El comparativo es contundente pero hace falta más esfuerzo para profundizar el papel de los presidentes municipales en el incremento de la delincuencia.
En Puebla capital, bajo el desgobierno de Claudia y de Lourdes Rosales, el incremento fue del 11 % gracias a que pudieron controlar en la segunda parte del año, pero si tomamos en cuenta el primer semestre del año, las cifras son desastrosas.
La conclusión única es que en Puebla lo hicimos peor que a nivel nacional, aunque en la última parte de 2019 la situación delictiva comenzó a mejorar.
Que inicie el reparto de culpas.