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Viernes, 08 Marzo 2019 03:49

Lo que Cárdenas no tiene son convicciones

Lo que Cárdenas no tiene son convicciones Escrito Por :   Arturo Rueda

La tristísima rueda de prensa de presentación terminó así, tristísima, deprimente. Sin un mensaje contundente porque el candidato no tiene posturas contundentes, ni es creíble desde que le da lo mismo un día ser lopezobradorista y al otro día antilopezobradorista, o un día partidofóbico y otro partidofílico, pues es él la medida de todas las cosas.


 

En su rol de conciencia moral, Enrique Cárdenas Sánchez es la medida de lo bueno y lo malo.

 

Todo lo bueno es donde está él, lo que avala él. Todo lo malo donde no está él, lo que no avala él. Los partidos políticos son malos cuando postulan a sus militantes, pero los partidos políticos son buenos cuando lo postulan él.

 

Desde su alta atalaya de conciencia moral reparte condenas, anatemas y absoluciones. Es su papel de pureza ciudadana y así justifica su candidatura por un frente de partidos: antes eran malos, ahora son buenos. La diferencia es él.

 

 

Con esta afirmación, digna de una divinidad, el académico debutó como candidato del bloque PAN-PRD-MC rodeado de caras de funeral en la librería Profética, el sitio donde se reúnen todas las conciencias morales de Puebla. Lo hizo sin que nadie lanzara un grito de entusiasmo, un hurra, un viva, un vamos a ganar, rodeado de reporteros antes que simpatizantes.

 

Si nunca hay una segunda oportunidad para generar una primera impresión, la primera comparecencia de Cárdenas como candidato no fue novedosa, sino una reedición de viejas derrotas, pues en Profética ha comparecido para explicar todos sus fracasos: cuando le negaron la candidatura de Morena, cuando se alejó del amloismo que pregonaba, cuando fracasó en completar las firmas de la candidatura ciudadana, cuando el IEE le negó la solicitud de admitir a ‘Sumamos’ como un partido local.

 

Ningún rostro de los liderazgos partidistas obligados a comparecer mostraba alguna señal de entusiasmo, esperanza de victoria.

 

El único feliz con la postulación de su amigo Cárdenas fue Gabriel Hinojosa, súper protagonista con el micrófono en mano, pero con su eterna cara de fuchi nadie se dio cuenta del entusiasmo. Se trata de otra conciencia moral del estado. Como en el resto de etapas de su vida pública, parecía asqueado de sí mismo.

 

En el silencio, tocó a Héctor Larios justificar la candidatura de Cárdenas, que es el desprecio a la militancia propia, cosa que tampoco logró argumentar muy bien, pero resumiendo la idea, dijo que se le eligió por “no ser morenovallista”, confirmando que si la idea era enterrar al grupo político, así como la memoria del ex gobernador, eligieron muy bien, pues el académico fue uno de sus principales críticos y ahora quiere ser su beneficiario.

 

La tristísima rueda de prensa de presentación terminó así, tristísima, deprimente. Sin un mensaje contundente porque el candidato no tiene posturas contundentes, ni es creíble desde que le da lo mismo un día ser lopezobradorista y al otro día antilopezobradorista, o un día partidofóbico, y otro partidofílico, pues es él la medida de todas las cosas.

 

Si él es la medida de todas las cosas, su candidatura es diferente porque “representa honestidad y conocimiento”, asumiendo la postura ‘fifí’ conservadora de que sólo los preparados pueden gobernar. ¿De verdad?

 

Faltaba cerrar su oprobioso debut como candidato con una comparecencia ante la Comisión Permanente de Acción Nacional con el objetivo de aminorar el descontento generado por su postulación.

 

Ahí, nuevamente brilló el ‘Doitor Incongruencias’, pues ante la ola de reclamos de distinguidos militantes, no encontró mejor salida que ofrecer disculpas por todos sus ataques contra Martha Erika Alonso proferidos en la campaña 2018 y su larguísimo conflicto poselectoral.

 

También se disculpó con Acción Nacional como partido por las reiteradas invectivas desde su postura de aspirante independiente.

 

Y para terminar de ser aceptado por lo panistas, dio en ofrenda el calificativo “monstruo” para referirse al talento político de Rafael Moreno Valle.

 

Cárdenas dice que es diferente, porque es honesto y tiene conocimientos. En eso podemos darle el beneficio de la duda.

 

Lo que no tiene son convicciones: un día es capaz de decir una cosa, al otro lo contrario. Y lo hace sin ruborizarse.

 

Y no las tiene porque es un vulgar ambicioso de la política.

 

Otro más, con piel de oveja.

 

 

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