Exactamente hace una semana, luego de darse a conocer el resultado de la encuesta interna de Morena y la proclamación de Luis Miguel Barbosa como candidato, los perros falderos del periodismo aldeano se deshicieron en elogios al candidato. En su nado sincronizado adulatorio, lo menos que dijeron es que la elección ya estaba resulta, era un mero trámite, y que Barbosa ya era el nuevo mandamás de Puebla.

 

Los ‘tundeteclas’ aduladores, sin embargo, olvidan muy rápido la lección dolorosa del 24 de diciembre de 2018: nada está escrito, y en la vida y en la política ocurren vuelcos en segundos. Barbosa, sí, parte con amplia ventaja como candidato, pero el resultado de la elección no se ha escrito, sino que depende de la campaña electoral que deberá remar contra corriente en algunos temas específicos.

 

La historia no está escrita, y la mejor prueba es la revuelta que protagoniza Alejandro Armenta contra su propio partido, Morena, luego de impugnar el proceso interno y demandar en el TEPJF tanto a Yeidckol Polevnsky como a la Comisión Nacional de Elecciones. Si bien la impugnación luce endeble desde el punto de vista jurídico, desde el político se convierte en la punta de lanza de la oposición de frente PAN-PRD-MC, carente de argumentos y de figuras.

 

Ya a nadie le cabe duda que Armenta le está haciendo la campaña a Enrique Cárdenas. O al frente PAN-PRD-MC, pues de buena a primera todos sus argumentos ahora son retomados por el candidato panista a la gubernatura y sus liderazgos. Por ejemplo, en la denuncia de la elección de Estado operado por el gobierno de Pacheco Pulido y la ofensiva contra Manzanilla.

 

¿Este nado sincronizado es accidental, es decir, utilizan el impulso vengativo del senador, o en realidad es una estrategia concertada?

 

Un poco de ambas. Me explico.

 

Armenta, dominado por sus arrebatos emocionales incontrolables, se sabe fuera del ánimo presidencial, así como del de Yeidckol. ‘Quemó sus naves’, pero no de forma accidental, pues en realidad mantiene su proselitismo con ruedas de prensa, entrevistas con medios y declaraciones sensacionalistas. Su objetivo es seguir haciendo crecer su posicionamiento.

 

¿Pero para qué, si ya se venció el periodo de registros de los partidos?

 

Algunas fuentes del CEN señalan que Armenta en realidad quiere desplazar a Enrique Cárdenas de la candidatura del frente PAN-PRD-MC demostrando que es más competitivo que el académico y haría una campaña con mayor resonancia mediática, así como impulsado por las estructuras que han decidido acompañarlo en el choque de trenes interno.

 

¿Trabaja Armenta para el PAN y los remanentes del morenovallismo? Por supuesto que sí. La familia de Martha Erika lo desea como candidato desde que publicaron la famosa carta. Y ya que no descarrilaron a Barbosa en Morena, ahora no ven con malos ojos la postulación del senador con las siglas del albiazul.

 

Sin embargo, Marko Cortés no luce muy convencido todavía para cambiar de caballo, pero aprovecha el choque de trenes en Morena. Ni su partido ni su candidato tienen el impulso necesario para retar a Barbosa, pero la ruptura interna les da esperanzas de reorganizar el juego.

 

El último impulso que espera Armenta para convencer a Marko Cortés para desplazar a Cárdenas es que Morena le abra el proceso de expulsión. Entonces, podrá terminar de victimizarse, y con el apoyo de los medios nacionales enemigos de la Cuarta Transformación, convertirse en el candidato alterno que pueda retar a Barbosa con las siglas del PAN-PRD-MC.

 

Si Yeidckol comete ese error táctico, entonces llevará a Armenta hacia la oposición, y quizá hacia la candidatura del Frente. Morena seguirá siendo potente, pero la elección extraordinaria ya no será un día de campo.

 

Recuerden: el 24 de diciembre nos enseñó que en 15 segundos de desplome todo puede cambiar.