Dagoberto dejó Honduras hace dos semanas, se embarcó en un viaje clandestino en tren rumbo a la frontera norte para reunirse con su hermano en los Estados Unidos. Hoy decidió bajarse a pedir “un taco” para comer en el mercado Zaragoza, pero cuando quiso volver a subir, resbaló y el tren lo cercenó.

Así lo narraron los hombres que viajaban con él y que después de más de 10 días de viaje habían comenzado a conocerse, por lo que tras el percance, se sintieron con la responsabilidad de llamar al hermano de Dagoberto hasta la unión americana, todo con ayuda de los locatarios del mercado Zaragoza.

Los mismos jovenes de no más de 25 años y que se negaron a dar su nombre, señalaron que el viaje había sido pesado, por lo que cada vez que podían se bajaba a pedir dinero o comida en los cruceros, tianguis o mercados.

No era la primera vez que bajaban del tren, hoy lo volvieron a hacer. Corrieron hasta el mercado y pidieron comida, alguna moneda, un poco de agua. Con lo poco que obtuvieron volvieron con la intención de volver a subirse en los últimos vagones.

Todos subieron, pero Dagoberto resbaló y cayó. La inercia lo llevó hacia las ruedas y los últimos carros del ferrocarril le pasaron por encima y lo mutilaron de la pelvis hacia abajo, arrastrando varios metros sus restos.

Sus compañeros de viaje se aceraron a los locatarios, quienes pidieron ayuda a los números de emergencia, sin embargo cuando los paramédicos del SUMA llegaron, nada pudieron hacer por salvarle la vida.

La gente les dio una veladora, uno de los jóvenes se quitó un rosario que llevaba amarrado al cuello y otro aportó un libro de letanías, formando un altar en el lugar donde quedó Dagoberto y ante el cual se hincaron por unos minutos para rezar por él.