Martes, 16 de Abril del 2024

Se cumple aniversario luctuoso del arzobispo Rosendo Huesca

Lunes, 26 Noviembre 2018 03:59
Se cumple aniversario luctuoso del arzobispo Rosendo Huesca

Estuvo al frente de la Iglesia Católica en Puebla por 31 años. Fue un pacifista que logró que reinara la paz y la armonía entre todos los grupos sociales en pugna de los años setenta.

Gabriel Sánchez Andraca

@Diario_Cambio



Ayer domingo se cumplió un año del fallecimiento del arzobispo Rosendo Huesca y Pacheco, que estuvo al frente de la Iglesia Católica en Puebla por 31 años, el periodo más largo cubierto por algún arzobispo mexicano.


Don Rosendo ocupa un lugar especial en la historia moderna de la entidad. Llegó a desempeñar el importante cargo en los años 70, cuando la iglesia poblana todavía estaba confrontada ideológicamente con la Universidad Autónoma de Puebla y los grupos liberales, como resabios de la guerra ideológica que se inició en 1961 al interior de la UAP en una lucha que culminó en 1972, con el triunfo del grupo liberal al que el Frente Universitario Anticomunista (FUA) llamaba comunistas y al que se habían adherido maestros de escuelas oficiales, algunos grupos de trabajadores, grupos masónicos y liberales.


El grupo contrario estaba comandado por el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, uno de los jerarcas católicos más extremistas del país, grupos empresariales y organizaciones religiosas, que convocadas por el propio Márquez y Toriz habían realizado una concentración en el Zócalo de esta capital y calles adyacentes en los primeros días de junio de 1961.


La lucha era por el control del gobierno interno de la UAP, que estaba en manos de los grupos de derecha y que le disputaron los maestros y estudiantes liberales.


Fue una lucha dura, como lo son todas las luchas ideológicas en el mundo. Para el arzobispo y su grey, en la UAP se pretendía impartir una educación comunista y formar enemigos de la Iglesia Católica.


El control de la institución, única universidad pública de Puebla, estaba en manos de un Consejo de Honor en el que prevalecían miembros de órdenes religiosas de laicos, como los Caballeros de Colón, y contra ellos enfocaron sus baterías los universitarios liberales.


Como dijimos antes, la lucha terminó en 1972, cuando a consecuencia de ese problema se fortaleció el Partido Comunista Mexicano, dentro de la UAP y el rector que tomó posesión al triunfo del llamado “movimiento de reforma universitaria” fue el químico Sergio Flores, que en su discurso dijo pertenecer a ese partido.


La llegada de don Rosendo Huesca no fue bien vista por los grupos de derecha de Puebla. Para ellos no era el líder que necesitaban para recobrar el control de la UAP. Don Rosendo actuó con tolerancia y cautela.


Hubo un cambio notable entre el comportamiento de Octaviano Márquez, que bautizaba y casaba en lujosas ceremonias a niños ricos y a jóvenes de familias acomodadas y don Rosendo, que no hacía distinciones de ningún tipo, ni entre sus feligreses y entre no los que no lo eran.


Para este reportero, recién llegado de Guerrero y no muy religioso, el nuevo arzobispo le pareció una persona más humana, menos pretenciosa, mucho más humilde que su antecesor que parecía haber tomado en serio eso de que obispos y arzobispos y cardenales, son “príncipes de la Iglesia”.


Estudiaba en la UAP el primer año de Derecho y en las luchas que a veces tomaban formas violentas dentro del Carolino, notaba que al separarse los grupos, de un lado había muchos güeritos egresados de colegios confesionales y del otro, muchos prietitos egresados de escuelas oficiales. Me pareció que había una lucha de clases sociales.


Los FUAS se lanzaban contra Juárez acusándolo de haber robado sus bienes a la Iglesia y los “comunistas” que en realidad no lo eran, le echaban porras a Juárez y a los próceres revolucionarios como Lázaro Cárdenas, algo que me extrañaba porque en el Colegio del Estado, ahora Universidad Autónoma de Guerrero, de donde procedía, eso era ya un problema superado hacía mucho tiempo.


Don Rosendo Huesca asumió el papel que le correspondía para regresar la tranquilidad a Puebla, que durante una década había estado confrontada socialmente. Buscó y dialogó con uno y otro grupo y logró un entendimiento, máxime que ya se había creado la UPAEP, universidad católica que había sido reconocida por las autoridades educativas del estado.


Todavía con fama de izquierdista, la UAP tuvo entre su cuerpo de catedráticos, después de la creación de la Facultad de Filosofía y Letras, a don Rosendo Huesca Pacheco a quien muchos de sus alumnos recuerdan como una persona amable, de buen trato y siempre respetuoso del pensamiento de los demás.


Rompió con el esquema de su antecesor de estar al servicio de las clases altas para sus ceremonias religiosas y volvió a ser el obispo de todos sin distinciones de ninguna especie. Y en vez de un general cristero guerreando por la fe, fue un pacifista cristiano que logró que en Puebla reinara la paz y la armonía entre todos los grupos sociales.


La iglesia poblana, ahora dirigida por don Víctor Sánchez Espinosa, su sucesor en el arzobispado, recordó este primer aniversario de su muerte, dedicándole una plana de su periódico semanario Desde la Fe, que es el vocero de la arquidiócesis. Bien hecho.