El Grupo de los 20 es un foro que surgió, con un grupo aún más reducido, en 1999, y se conformó con el número actual a partir de la crisis económica mundial de 2008; ahora está integrado por autoridades económicas de las principales naciones: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, a los cuales se suma una representación adicional de la Unión Europea. Este grupo dicta las políticas públicas y económicas que deben aplicarse en las naciones, políticas que, desde luego, son avaladas por los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial de la Salud, entre otros.

El G-20 implementa las políticas económicas de las naciones sustentado en el actualmente denominado “capitalismo financiero”, que se basa en la monopolización del mercado por pocas corporaciones trasnacionales en la globalización económica; por ello se hegemoniza el mercado, esto es, en todas las naciones se consumen los mismos productos, marcas, mercancías, etc, y, en consecuencia, se destruyen las economías nacionales, los productos locales; las fábricas y empresas medianas y pequeñas sustituyen sus operaciones para formar parte de la proveeduría de las grandes corporaciones; se industrializa el campo para comercializar el producto a un solo cliente, que son las empresas que controlan la alimentación y la industria farmacéutica mundial. Toda una finalidad que, para llegar a ella, este capitalismo se sustentan en ese celebre dicho de Margaret Thatcher, la denominada ‘Dama de hierro’, que cita: “La economía es el método, la finalidad es cambiar el corazón y el alma”, es decir, la forma de controlar el mundo es con el pensamiento meramente consumista de toda la población.

A decir del profesor Feinamnn respecto al sistema capitalista actual: El mercado se autorregula no en expansión, sino en concentración. La concentración del mercado deja el poder en manos de pocos y poderosos sujetos económicos que condicionan decisivamente al poder político (Feinmann, José Pablo. La sangre derramada, Buenos Aires, Booket, 2012). Por ello, para llegar a este extremo, se debe controlar el corazón y el alma de las personas, es decir, monopolizar su pensamiento, considerando que solamente hay una realidad, la que dictan los medios masivos de comunicación que dominan en el escenario público y que decretan lo que se debe de hablar, opinar y decir. Esto provoca un control sobre las personas y, con ello, se hegemoniza el pensamiento controla el consumo, como ha sucedido en México, donde nadie toma pulque, pues se sustituyó por la cerveza; no se consume más en las tiendas de la esquina, sino en las tiendas de conveniencia; cada día se acude menos a los mercados, pues se sustituyen por los supermercados, etc.

La próxima reunión del G-20 se llevará a cabo los días 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2018 en Buenos Aires, Argentina. Normalmente, cuando se dan estas reuniones, se presenta una serie de objeciones, manifestaciones, reclamos en su contra, tanto de las poblaciones en donde se realizan, como de los grupos de otras naciones que acuden a manifestarse en contra de las políticas públicas que se dictan en esas reuniones, como son las que corresponden al tratamiento al medio ambiente, a la salud pública, a la educación, etc. Por ello, esos días de la reunión son de mucha tensión para los cuerpos de seguridad pública. Desde luego que esta ocasión no será la excepción.

Ahora bien, normalmente, hay dos líneas por las cuales se objetan esas políticas mundiales que implementa el G-20. La primera, que es la más mediática, consiste en las manifestaciones callejeras e, incluso, en ocasiones se llega hasta a la violencia; motivo por el cual hay detenciones, heridos, etc. La otra vía es la de organismos que implementan reuniones, paneles, conferencias entorno a una propuesta que denominan “contra-hegemónica”, en donde la postura es analizar y pensar la posibilidad de otra forma diversa a ese capitalismo financiero que gobierna al mundo. Un ejemplo de estas contrapropuestas es que una semana antes de esta reunión del G-20, se organizó, en la misma ciudad sede, la Conferencia Latinoamericana y del Caribe de Ciencias Sociales, en donde, en lugar de hablar de economía, se habla de las ciencias sociales, como son la sociología, el derecho, la filosofía, etc. Entonces, se ponen en la palestra el reconocimiento de los derechos humanos menos emblemáticos y más efectivos, los problemas medioambientales, el papel del derecho —particularmente puesto en la mesa— para discutir sobre si se trata de una serie de reglas para controla a la población o, bien, si puede ser una herramienta de cambio en el mundo actual. Pues bien, habrá que esperar, en un tiempo no muy lejano, qué políticas se implementarán en el mundo, producto de esta nueva reunión del G-20.