En ocasiones anteriores hemos apuntado que la columna Cúpula se escribe desde el interior del estado. Por esa razón podemos ver los hechos y los sucesos con una perspectiva diferente. Antes que cualquier otro espacio aquí anticipamos el desastre que representó la gestión de Facundo Rosas; señalamos que las aspiraciones de Enrique Cárdenas eran un despropósito sin pies, ni cabeza y adelantamos que la actual función del Secretario de Seguridad Pública es aún más funesta que la de Facundo. Tenemos una óptica peculiar de la política estatal.

 

En ‘Juego de Troles’ se destacó que aparentemente hay una estrategia de los principales candidatos de Morena para desmarcarse de la figura de Barbosa.

 

Pero esto comenzó desde el domingo 6 de mayo en varias regiones del estado. Aquella mañana se lanzó el primer misil en contra de Miguel. Correspondió a Enrique Doger detonar la primera bomba cuando habló de su patrimonio inmobiliario.

 

Unos días después, la mañana del lunes 14 de mayo el diario ‘El Universal’ dejó caer un segundo misil sobre la candidatura de Barbosa. La investigación ahondó en el amplio caudal de propiedades. En horas recientes el candidato de ‘Juntos Haremos Historia’ recibió otro bombazo sobre su estatus profesional.

 

En todos estos casos las preguntas necesarias y forzosas son, ante estos ataques coordinados, ¿Qué dicen los morenistas de la Sierra Norte? ¿En qué sentido se han expresado los candidatos a diputados de la Mixteca? ¿Qué dicen los aspirantes a alcaldes de la región de Tehuacán y Sierra Negra? ¿Quién ha expresado su apoyo o respaldo a Barbosa?

 

Y la respuesta es: nadie. Ni una sola voz se ha levantado en su favor.

 

Esto tiene dos causas que a continuación vamos a desmenuzar.

 

Barbosa nunca tuvo química con los sectores tradicionales de Morena. Así como al principio había un roce con Rodrigo Abdala Dartigues, de la misma manera, de punta a punta del estado Gerónimo Luis Miguel siempre fue visto con reticencia y renuncia por parte de los morenistas químicamente puros.

 

En más de una ocasión se dieron roces, choques, desencuentros. Barbosa sabía, sentía que no era aceptado, mucho menos apreciado. Y para el litigante eso fue un agravio, una ofensa.

 

Por esta razón en el momento de elegir, de ungir y favorecer a los candidatos de Morena a las 217 presidencias municipales, Barbosa pulverizó, liquidó las aspiraciones de las bases morenistas.

 

De tajo, de punta a punta del estado Miguel hizo a un lado, borró, aplastó los anhelos del morenismo tradicional. Y en su lugar colocó a figuras que surgieron al cuarto, al diez para la una.

 

La lógica obligaría a pensar que esos neo-morenistas tendrían que salir ahora en defensa de su líder. Pero no; tampoco aparecen. Para ellos, para los actuales abanderados de ese partido su relación con Barbosa es fría, seca, distante. Como si fuera una relación de negocios.

 

No hay efervescencia, ni pasión por la camiseta. Cada quien ve lo que pasa en su municipio y allá a la distancia observan con indiferencia el bombardeo que cae sobre el candidato a gobernador. Como diciendo: ‘Pues es su problema’.

 

Por esto, frente a esto nos preguntamos ¿Y dónde están los barbosistas?

 

Aún no lo sabemos.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.